miércoles, 31 de enero de 2024

Capítulo 192: Trivialidades

Siempre dije que si algo en la vida me gusta de verdad me gustará ya hasta los restos. Y así ha sido con el trivial on-line.

Llevo bastantes años peleándome con el teclado, el lag y la gente con la que compito, los cuales son auténticas máquinas del saber. Incluso los que no han alcanzado ese punto de conocimiento han desarrollado una capacidad mecanográfica que desafía las leyes de la dinámica (y en muchas ocasiones las de mi credulidad y la del propio Newton). 

Empecé con un equipo que se llamaba La Canarinha, luego pasé a Fantasmas y finalmente juego en Foguetes, también conocidos como flojetes, siendo no necesario entrar en detalles respecto al sobrenombre. No solemos ganar nada, donde el término “solemos” es prescindible el 100% de las ocasiones, pero lo pasamos bien y disfrutamos de 30 minutos de quejas, chistes malos y excusas creativas para justificar lo paquetes que somos. Llegamos a ser 10 en el equipo, ahora quedamos 5. 

Fueron grandes años cuando incluso llegó a jugar b29, superfortress, mi vombardero favorito. No se acertaba mucho pero las risas estaban aseguradas. Uno aprende a relativizar entre el hacer muchos puntos versus hacer puntos que quedan para la historia. Lunes fantásticos con un extra de motivación y reconocimiento, es genial sentirse admirado, maldita sea.

Pero la vida siguió como las cosas que no tiene mucho sentido. Aún así lo disfruto, como este lunes. Jugábamos contra los dos mejores equipos y el mejor jugador del torneo. La escabechina fue épica pero, desconociendo el motivo y sobretodo el cómo, hice una gran partida.


Seguramente en los viejos tiempos nos hubiéramos reído mucho, sabiéndo de nuestro regocijo cada vez que destrozaba en puntos a nuestro capitán, y el duplicarlo hubiera supuesto fiesta mayor. 

Cierta vez, una ex, al interesarse por cómo me iba la vida, me preguntó si seguía jugando al trivial, y al responderle que sí reaccionó como si fuera un bicho raro anclado en el pasado. Poco más me dijo que las personas evolucionaban y que yo no lo había hecho. ¿Sabes? Me importa poco que opinaras eso, evolucionar no implica cambiarlo todo, no implica romper con el pasado y basarlo exclusivamente en encontrar nuevas metas. Para mí evolucionar supone sumar, no sustituir. El trivial forma parte de mi crecimiento personal y ya es parte de mi vida: tú no lo hiciste pero a los que viajan a mi lado les hago participes de lo que más me gusta, de mis lugares sagrados, de mi mundo particular. Agradezco a quien compartió partidas conmigo, respeto a quien no quiso hacerlo.

Este lunes me sentí orgulloso de mí mismo, ay, si lo hubieras visto. Seguirán gustándome las cosas que me gustan de verdad, pase el tiempo que pase. No soy el más listo, no soy el más rápido, no soy el más carismático ni soy el más divertido, pero nunca dejo ni un ápice dentro de mí cuando hago lo que amo, y lo sabes. 

Espero que un día se valore más la fidelidad por las cosas que te llenan y te hacen ser la persona que eres que la necesidad de una busqueda eterna sin saber diferenciar lo prescindible de lo imprescindible. 

Catorce puntos… 




 

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