lunes, 22 de enero de 2024

Capítulo 183: Que salga el sol por Antequera

El gebre. Me gusta esta palabra. En castellano “escarcha”. Esta mañana todos los campos estaban cubiertos por ella. 

He salido en bicicleta temprano, para redimir pecados de pereza del fin de semana, alias "días horribilis para mentes inquietas". Odio los fines de semana, odio el silencio, odio las voces de mi interior que todavía viven con la otra vida. Sigue el vacío, se ha abonado al "ya he hecho suficiente", descontrol + al + suprimir.

He pasado mucho frío, los campos de viñas en enero son tan bonitos como gélidos. He visto como la vida continua mientras mis músculos ardían en las pendientes y mis extremidades se helaban en los descensos. Un camino lleno de subidas y bajadas, el sino de mi realidad. Me hierve la sangre cada vez que me vengo arriba, cada vez que recuerdo el cómo y el cuándo, de todos mis esfuerzos por llegar a la cima, tirando sin relevo, pegada a rueda, para no llegar a nada. Desfondado y entregado. Y de repente la bajada, entre las sombras de un valle demasiado oscuro, sin frenos y calado del frío hasta las entrañas. Un corazón de hielo que se aleja sin mirar atrás. Ya he cumplido mi misión, el gregario ya es prescindible.

He descubierto el placer de sufrir en bicicleta. No es masoquismo, es un ejercicio de supervivencia, demostrarme que puedo. Hoy hacía mucho frío pero me apetecía pedalear, notar el sol en la cara y el silencio de caminos de tierra helados apenas interrumpido por algún que otro pájaro que picoteaba a mi alrededor con cara de sorpresa. “No son horas, macho”.

Tengo un plan fatal (hay canciones que son como augurios, las cosas no pasan sin más). Es un plan sin pies ni cabeza y no hay un "b".  El plan es dejar fluir, creer en algo que siquiera depende de mí, ni de la lógica, ni del sentido común, el plan es como ir en bicicleta: apretar fuerte los dientes, sobrevivir a base de sufrimiento y dejar que la mente se agote. 

El plan es tener fe sin ser religioso, es lanzar cartas al aire sin escribir el destinatario, es creer que dejé una marca profunda en la orilla de la playa en un día de oleaje constante, es pensar que me subestimé y me subestimaron. 

Siempre hago el mismo camino aunque a veces lo hago al revés, es donde me caí pero es mi zona de confort. Debería encontrar nuevos caminos pero estoy cansado de deambular esperando encontrar nuevos horizontes, me da pereza volver a empezar, volver al "entertain me". Ya estoy cansado de competir por un premio que muchas veces es un caramelo envenenado. Llevo demasiados kilómetros en las piernas para no ser yo el trofeo. 

Un completo fracasado dijo una vez: si amas algo déjalo ir, si regresa fue tuyo, si no nunca lo fue. De gente tóxica que juega a ensalzar su egocentrismo está la vida llena, de gente ingenua que cree en cursilerías todavía más. Juegas a pensarte que vales más de lo que realmente vales, juegas a dar por hecho que mereces más por cómo lucharon por ti, piensas que si conseguiste lo que conseguiste es porque puedes aspirar a algo mejor, pero no te das cuenta que tu valor tiene los días contados, que lo que realmente te hacía especial lo puede dar cualquiera, que igual yo también supe jugar mi cartas creando ese espejismo y no todo el mundo pagará un precio tan elevado por algo que pronto se marchitará. Aprenderás el valor de quién te dijo que no, a que tenerlo todo a la vez no es tan fácil. 

Tengo un plan, mi plan es cubrirlo todo de gebre, aunque me cueste la poca cordura que me queda, helaré los campos, pedalearé contra el viento, me arriesgaré a que todo el tiempo que pase pese más en mis piernas que en las suyas, a que la carrera sea demasiado peligrosa y por caminos resbaladizos, seguiré aguantando sabiendo que he salido último, en desventaja, como la tortuga y la libre, porque aunque tú tengas la suerte de cara y cuentes con ayuda yo tengo la experiencia de saber que cuando más confiado vas más grande es la hostia que te pegas, de saber que el valor real de las cosas se conoce cuando lo has perdido.

Tarde o temprano amanecerá, y aunque tú ya no mires atrás, yo seguiré con mi ritmo constante a pesar de que no corramos ya la misma carrera. 

Tengo un plan y que salga el sol por Antequera.  



 



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