viernes, 21 de diciembre de 2012

Capítulo 124: It's the end of the world as we know it

Bueno chicos, esto se acaba. O eso dicen. Yo me lo creo. Bueno, yo es que me lo creo todo. Cuando Paco Rabanne decía que todo se acababa en 1999, yo compré una garrafa de 10 litros de agua, en lugar de una botella de litro y medio, por si acaso. No pasó nada pero mis riñones estuvieron dando palmas de alegría una semana.

Apenas quedan horas y yo plantando en mi silla (¿funcionará esto al estilo GMT y serán los australianos los primeros en irse a tomar por culo? a mi me vendría que llegara pasada la siesta para estar descansado, por si hay que correr, gritar, horrorizarse o algo).

No he aprovechado mucho las que son mis últimas horas de una vida, aunque, puestos a ser sinceros, tampoco a las anteriores les di una salida de esas que dejan huella. Toda la gente, a estas alturas, quiere hacer las mismas cosas: abrazar a sus parejas, hacer las paces con el mundo y Dios por si acaso, devorar cosas que engordan o ronchan, despedirse de conocidos, quedar en algún sitio por si hay otra vida, y follar, todo el mundo piensa en follar. Follar con temas pendientes, con aquel amor platánico, con esa desconocida que está tan buena (qué suerte que trajera el cloroformo oyes), con quien sea. Curioso ese instinto reproductor (ejem) justo antes del fin de la humanidad. Final feliz a lo conejillo loco y que nos quiten lo trincao.

Yo tengo muy claro lo que haré justo antes de que acabe el mundo. Subiré a un montaña, me sentaré en lo más alto y contemplaré plácidamente el espectáculo, como si fuera un cine con Megamegascope, mientras como chocolate, lentamente, dejando que se deshaga en mi boca mientras me desintegro al tiempo. Me imagino que sabré que se acaba cuando vea pasar, como trailer promocional, lo que ha sido la película de mi vida.

No hay mucho de que preocuparse, tan solo me queda la duda de cómo será ese gran final de fiesta. Curiosamente todo el mundo habla de la profecía maya sobre el Fin del Mundo, pero nadie ha explicado cómo acabará. Espero que los guionistas nos tengan preparado algo con muchas explosiones, luces, sonidos aterradores y todo eso que tanto gusta. Aunque quién sabe, viendo lo agotadas que están las ideas innovadoras en nuestra raza, igual resulta que todo ha sido el sueño de una familia de dinosaurios, a Los Serrano, y nos toca volver a vivir este rollo desde el principio.

La cuestión es que, si mañana acaba el mundo y al final solo somos como simples lemmings apollardaos que siguen a un lider con afición por los precipicios y los saltos al vacío, sería ahora un buen momento para apareciera un super héroe y nos salvara de esta. Sí, lo sé, empezaría por Nueva York o Los Angeles, típico y tardaríamos una pechá de tiempo en ser rescatados, pero qué le vamos a hacer, nadie dijo que los super héroes fueran super listos o super despiertos. Desde que algunos decidieron llevar los calzoncillos por fuera o eligieron como arma favorita un puto escudo, yo he perdido la esperanza. Y es que, si me tiene que salvar un tipo así, casi mejor me decanto por la reencarnación, prefiero ser un milisegundo de brillo de una estrella lejana o filonauer en Al-Epg XXV, que deberle algo a un tío de verde con una linternita gayer en la mano.

De todas formas, que se acabe el mundo no es algo tan trágico. Al final uno se acostumbra. A mí mismo se me ha acabado el mundo como media docenas de veces y aquí sigo. Se me acabó dos veces cuando lo dejé con unas novias, de mutuo acuerdo, de verdad de la buena, lo habíamos pactado, casi fue idea mía, bueno compartida (me dejaron ellas, mierda) y estoy seguro que el mundo dejó de girar durante mucho tiempo. También se me acabó cuando acabé las carreras, y os aseguro que no hay vida mejor que la del estudiante, sobretodo en aulas masificadas de tías. Se me acabó el mundo el día que me llamaron "señor" por primera vez, el día que descubrí que no existía el Ratoncito Perez, que no existe la justicia divina, que existe todavía menos el pelazo para siempre y cuando fui consciente que la expresión "para siempre" significa realmente "lo que tarde ella en cansarse/ solo un ratito". Es más, cada vez que como en un chino se me acaba el mundo un buen rato.

Y oye, he sobrevivido. No sin algunos daños colaterales pero por algo mi madre decidió elegir el Modo Hardcore Chungo cuando configuró el nivel de dificultad del videojuego de mi vida . De todas formas, estoy seguro que mañana acaba el mundo. Solo hay que mirar a nuestro alrededor y observar las señales:

-Gallardón pone tasas en Justicia pensando ya en el Juicio Final.
-A Mourihno, Wert e Intereconomía se les ha ido la pieza definitivamente.
-El planeta prefiere autodestruirse antes que volver oir cantar a los niños de San Ildefonso.
-Los adolescentes han convertido en Sodoma y Gomorra los institutos (esto no tengo muy claro si esto es cosa del Fin del Mundo o un hecho rutinario del que ni me enteré).
-Las tiendas de pakis y chinos cierran los festivos.
-España envía a "El Sueño de Morfeo" a Eurovisión.

Esto peta mañana seguro, clarísimo. Y si no lo hace será la clara demostración de que Dios no existe, porque si esto ocurre la Tierra se convertirá en un pandemonium de fuego y lágrimas.

Sea como sea, todo es cuestión de tomarse el trago con filosofía. Hay dos visiones del tema y cada uno eligirá la suya:

La positiva: El mundo no se acaba, por lo menos no más que ayer o antes de ayer. El tema de la profecía maya es más bien un tema de falta de recursos. Ellos nunca dijeron que el mundo se acababa el 21 de diciembre de 2012, tan solo es que el calendario que escribieron llegaba hasta ahí. Vamos, que el becario maya debió cansarse de pintar numéricos o se quedó sin espacio en la piedra sagrada y allí dejó de apuntar. Es como si a cada uno de nosotros nos diera por perder la cabeza y gritar "¡Apocalipsiiiiis!" cada vez que llegaramos a la última hoja de la agenda del año. Además, es una excusa más que perfecta para celebrar algo, que aquí somos muy de montar fiestas por chorradicas. Es más, estoy seguro que más de uno habrá pillado cacho con la excusa del "venga, si esto se acaba, ¿qué más te da?".

La negativa: Con la de cosas que quedaban por hacer, yo y mi santa manía de dejarlo todo para última hora. Y justo antes de Navidad, yo que este año tenía el pálpito de que me iba a tocar el gordo. Seguro la palmo desayunando, al atragantarme con una galleta campurriana, y me pierdo el verdadero final. Pero da igual, el mundo ya se acabó, solo que todavía deambulamos como zombies a la espera de petardazo final. Si lo mayas hubieran predicho los smartphones y el Whatsapp, hubieran adelantado el fin del mundo medio lustro. Acabarse el mundo un viernes, todo por joder el fin de semana, anda que si hubiera sido un miercoles, lo hubieran permitido en el gobierno.

Sea como sea, mañana cierran el chiringuito. Muchos irán a sus bunkers esperando sobrevivir al armageddon, otros seguirán con sus vidas intentando que la crisis no acabe con ellos antes que los mayas y muchos otros se tomarán la última copa hasta que lo sea o pierdan la cuenta y les importe todo dos cojones. La cuestión es que como estamos sujetos a la entropía humana y a su irremediable devenir, mañana será el fin del mundo para muchas personas y un mundo nuevo para el resto, con lo que, en este punto, y por si acaso nos cortan la luz, decidme en que os vais a reencarnar y si eso quedamos, que renacer con viejos amigos motiva más.

Es el fin del mundo tal y como lo conocemos (y me siento bien).



Frase del día: "Mañana se acaba el mundo, pero yo también quiero pegar mi último coletazo" (Al- Iluso Nivel 90)
-Mary Budy, why not?

sábado, 15 de diciembre de 2012

Capítulo 122: Vivir con ello

Después de todo este tiempo en silencio y manteniendo en privado el tema, hoy tengo la necesidad de hablar sobre algo que está marcando mi vida. Mañana día 16 se celebra La Marató de TV3, dedicada al cancer, bajo el lema "La mort hauría de ser el final de la vida. El càncer no", y esto me ha hecho reflexionar sobre el tema y aportar mi granito de arena en forma experiencia personal.

Lo que voy a explicar está narrado desde un punto de vista personal e intransferible, lo que estoy viendo y viviendo al compartir techo con una persona con esta enfermedad. No pretendo dar lecciones ni consejos, y es posible que mucha gente vea en mi actitud un gesto victimista o reprochable, pero solo quiero aportar una visión de cómo se vive esto en tercera persona, con la esperanza de que algo de lo que explique pueda ayudar o hacer sentir más comprendido a quien esté en mi misma situación.

De un tiempo a estar parte existía esa curiosa barrera invisible que convertía esta enfermedad en un tabú, una costumbre de mirar a otro lado como intentando obviar su existencia a nuestro alrededor, para que así, al ignorarlo, pasara de largo y jamás nos afectara. Pero no ha sido así. Primero mi abuelo, tan rápido que apenas fue un suspiro, y ahora ha cogido a mi madre.

He aprendido muchas cosas sobre el cancer y sobre nosotros mismos como personas. La primera que es un mal que está pero no lo parece. Es una enfermedad que no es como las demás, porque quien la sufre está "aparentemente" bien. Es chocante su aceptación porque la sensación de estar bien está muy presente pero tener que asumir que no es así crea una shock emocional que dificulta la aceptación de la realidad. La frase "pero si yo estoy bien" la he oído más veces de las que hubiera deseado.

También he aprendido que es muy difícil hablar de ella cuando no la vives directamente. Estando en la sala de quimioterapia te das cuenta que no puede intervenir en ninguna conversación sin parecer un necio o un ignorante. El silencio es tu único aliado porque nada de lo que digas se acercará a lo que puedan estar viviendo esas personas. Cada una de ellas tiene su propia historia personal, sus propias vivencias, y solo ellas tienen la capacidad moral de explicar qué es duro y qué no.

También he ido descubriendo que en el mejor peor de los casos es un proceso es muy largo e ingrato. Como dice mi madre, es una enfermedad tan larga que al final la gente se cansa de estar pendiente y se olvidan que uno está tan malo el primer como el último día. Son muchos los que acuden a la llamada inicial, pero pocos los que mantienen la constancia. Y sí, también hablo de la propia familia. Cada uno tiene sus motivos y su propia idiosincrasia que justifica su forma de actuar, pero al fin y al cabo siguen el dictado de su moral. No es un reproche, que conste, soy consciente de lo difícil que es mantener la tensión afectiva. Solo las personas que lo viven día a día lo entenderán lo suficiente.

Aún así, yo mismo he tenido que construirme mi propia "fortaleza" para desconectar de tanto en tanto, porque si no me volvería loco. Yo también tengo mis propias circunstancias, y en este caso tengo que apechugar con ellas. Que nadie se confunda, no valoro la situación de mi madre como algo a "apechugar", hablo de mi situación personal estrictamente, sobre todo la laboral y la sentimental. A estas alturas valoro más que nunca lo que significa tener un trabajo para desconectar y una pareja con la que compartir la carga. De todas formas, yo tengo la ventaja de estar a su lado y poder verla, besarla, animarla, estar presente si me necesita. El precio que pago en forma de desgaste y cabeza de turco es más que asumible, así que respiro hondo, cojo fuerzas y sigo adelante.

Podría decir que uno se acostumbra a este tipo de vida, pero no es así, ya que tener a un ser querido en una situación así te hace valorar todas y cada una de las decisiones que tomas y su importancia relativa respeto al resto de las cosas. Yo mismo he notado un cambio en mí. Me he vuelto más realista y básico en cuanto a necesidades materiales y a su vez más indolente y distante en cuanto a necesidades emocionales. O te amurrallas o te derrumbas. No es que me guste pero era la única forma de mantener la cordura.

Esto enlaza con otra de las cosas que he aprendido. El cancer destruye no solo la carne, sino también a la persona por dentro. Ya no hablo de la medicación, que es la verdadera bomba para el cuerpo, sino también a nivel psicológico. Negativismo, mal humor, falta de memoria, egoísmo. Y esto también afecta al entorno más cercano. Se dicen cosas muy duras, se oyen cosas muy injustas, y en mi caso, ya sé no voy a salir bien parado de todo esto. No voy a explicar mi relación familiar pero todos aquellos que hayáis pasado por esto entenderéis lo ingrato que es estar en la primera linea y ser la carne de cañón. No hace falta decir que, como en toda guerra, cuando llegan los refuerzos puntuales, son los que se llevan la ovación y las medallas. Por ello hay que estar preparado, y aunque he flaqueado muchas veces porque es muy difícil aguantar el chaparrón sin rechistar, al final uno acaba curtido y perdonándolo todo, aunque no olvidando.

Es imposible ser un buen hijo en estos casos, es muy complicado saber qué posición te toca cuando hay un marido de por medio que quiere abarcarlo todo, es desalentador intentar hacerte escuchar cuando todo lo que puedas decir no es más importante que lo que sucede, es triste querer estar y no poder. Pero esto es la lucha encubierta que plantea el cancer, porque es una enfermedad que padece una persona pero sufren muchas.

Me gustaría poder decir que lo hice bien en este año largo que llevamos de guerra, que esto nos ha unido más, que las fuerzas no se acaban, que la moral sigue intacta y que todos somos un poco más sabios que tiempo atrás, pero no es así. Pero que nadie se sienta mal si no consigue todo lo que esperaba, esto no es un juego ni un ejercicio de refuerzo y unión de lazos familiares, esto es una enfermedad muy puta ante la que no hay que rendirse, y si la persona que sufre el tormento, las inyecciones de veneno y la duda del no saber si saldrá de esta con vida consigue seguir adelante, el resto estamos éticamente obligados a hacer lo mismo.

Este post es un canto a la esperanza, un poner los pies en el suelo y una forma de plantarle cara a la adversidad. Compartir pensamientos y experiencias fortalece, saber que esto será una anécdota dentro de unos años, más. Mucho ánimo a quién esté pasando por esto, la luz llegará allá donde ahora solo hay sombras.


Frase del día: "Oh, I get by with a little help from my friends" (The Beatles)
-Gracias Lau por tu apoyo incondicional, gracias Laura por ser pata de mesa y por ser tan atenta y paciente conmigo, te debo muchas cosas. Gracias Marieta por estar siempre y por la silla que pusiste por mi en tu cumpleaños. Gracias a esas personas que están y preguntan siempre por mi madre y por mí, no sabéis lo que lo agradezco. Y gracias mi pequeña Kpru por ser la tabla donde apoyarme tantos años y por, lamentablemente, luchar a la vez, junto a mí, en tu guerra personal. Vamos a llegar de patchwork colorido todos aquellos agujeros negros que nos aparezcan. Mil gracias y luego mil más, my friends.

martes, 4 de diciembre de 2012

Capítulo 121: La espina

12:45 pm

Hoy es el día, ¿verdad? Sí, creo que sí. ¿No estás seguro? Después de 10 años ya no estoy seguro de nada, todo está como muy difuminado, es posible que confunda fechas y recuerdos. Pero sí, es hoy, lo notamos. ... ¿Estás nervioso? No sé si nervioso es la palabra, pero después de tanto tiempo sin tener una posibilidad de contacto, estoy algo inquieto. Ya, has vuelto a recrear lo que puede pasar y has pensado que ahora ya no será así. No me gusta que estés dentro de mí. No estoy dentro de ti, soy tú, tu derrota es mi derrota. ¿Ya lo ves como una derrota? No, pero yo de ti no me haría muchas ilusiones. Poner la venda antes de la herida, ¿crees que funcionará? ¿El qué exactamente? No sé, todo. No, tiene pinta de que vaya salir bien, ya has visto su actitud todo este tiempo. Incluso poniéndonos en lo mejor te sabrá a poco. Piensas que no sabe quien eres y tú esperas que acabe diciendo aquello que ti dijo hace unos años, el tomar un café, pero a su vez temes que también cierre el último camino. Pase lo que pase reabrirá la herida. No va a ser fácil. Lo sé. Lo siento mucho. Yo no, lo único que me sabe mal es no encontrar el punto de libro que me hizo. Lo he buscado sin parar, quería que fuera lo primero que viera. Eres un sentimental con muchos pájaros en la cabeza. No puedo evitarlo. ¿A qué hora lo harás? A las 4 y 12 de la tarde. Eres un puto loco. Sí, eso también lo sé, estoy hablando contigo. Suerte. La tendré.

4:12 pm

¿Serrat y Nickelback? Sí. Hoy puede ser un gran día y How you remind me, dos premociones que se enfrentan. No te tengo que contar a ti lo que significa, lo sabes, sobre todo la segunda. Sí, hacía tiempo que no la escuchaba. Como pasa el tiempo, quién lo diría. ¿Crees que con tanto simbolismo cambiará un destino escrito? Si no cambia él, cambiaré yo, hago todo lo que está en mi mano. Hoy nadaste más y más fuerte y no te cansaste, te veo tranquilo, igual estás madurando, algo es algo. Lo dudo. ¿Ya está enviado? Sí. Con lo que te pavoneas mentalmente de lo bien que escribes, ¿eso era lo mejor que podías decirle? Cállate. Está bien, ¿ha habido respuesta? No, no lo ha visto todavía. Entonces, ¿qué hacemos? Lo de siempre, seguir viviendo. ¿Incendios de nieve? Venga, incendios de nieve y calor.

7:55 pm

Te veo apagado, ¿llovió? No solo ha llovido, ha caído el diluvio universal. No ha quedado nada. ¿Qué ha pasado? Yo quería olvidar una parte dolorosa de mi pasado sacándome la espina que tanto me dolía. Y no solo no ha sucedido eso sino que han caído rayos y truenos y he perdido todo. ¿Todo? Sí, ella leyó el mensaje y no respondió. Le insistí y no respondió. Y por su fuera poco, el baúl de mis recuerdos, el lugar donde guardaba todo lo que he vivido y creado hasta el día de hoy ha dejado de funcionar. Lo he perdido absolutamente todo. Hay que tener cuidado con lo que se desea. No es justo, me siento vacío. Es como si se hubiera quemado todo en un incendio. Diciendo esto alguien podría pensar que lo habías planeado todo, encaja como si supieras lo que iba a pasar. Mierda de día, no me queda nada, ni fotos, ni mi trabajo, ni mis pequeños secretos. No es justo. No es justo. Injusta química, injusto azar y mierda de blog.

2:32 am

¿Cómo lo ves? Muy complicado, imposible. Por lo que he leído es casi improbable recuperar algo en discos más pequeños, ya no te cuento en una iomega dañada como la mía. Te he visto hacer repaso mental de lo que puede ser prescindible. Creo que no eres ni medianamente consciente de lo que perdiste. No quiero pensar en eso, es como si no hubiera existido 6 años atrás. Entonces no te queda más que empezar de cero, igual es lo que necesitas. Eres lo que tienes, no lo que vales, y ahora no tengo nada. Una carrera ha desaparecido entera. No dije que fuera a ser fácil. ¿Y lo otro? Era de esperar, no me sorprende, es más un mito que una realidad, existe gente así. Pero no lo entiendes. No, debería sentirse halagada. Quizás la gran perdida de hoy haga menguar esta decepción, no hay mal que por bien no venga. Estoy muy perdido. Ganásteis, sois de primera y estuviste a la altura, y no te han dejado solo. Siempre nos volvemos a levantar. Tal vez, tengo mil ideas para salir de esta. Hoy puede ser un gran día. Y mañana también.

viernes, 30 de noviembre de 2012

Capítulo 120: Deshonor

Me decepciona la gente que no tiene ningún interés por conocer cosas en la vida, todos aquellos que se conforman con lo que tienen delante de sus narices y no sienten curiosidad por nada, ni por los misterios que encierran las artes y las ciencias ni por todas aquellas piezas que componen el intrincado rompecabezas que es nuestra existencia, y que tantas puertas al saber nos ofrece.

Pero me decepcionan más los que sintiendo ese deseo, lo desvirtúan y convierten el aprender en una carrera sin escrúpulos que acreciente más su ya desmesurado ego. No soporto a la gente que sacrifica respeto y honor por un poco de gloria.

Ya no me gusta tanto jugar al trivial por internet, un entretenimiento que empezó siendo una curiosidad frustrante donde cada error era una lección pero que ha acabado por convertirse en un sálvese quien pueda, como si de una carrera de ratas se tratara.

Ya no hay honor en este juego, en general nadie respeta las leyes no escritas que todo buen contrincante debería tener. Es el juego cultural, donde el conocimiento marca la pauta, y donde se debería premiar a cada persona por lo sabe, no por lo que se puede rebañar al contrario. Pero no es así.

Donde juego todo vale. Donde juego hay gente muy lista, pero pocos realmente inteligentes. A priori, la diferencia entre estos dos conceptos puede parecer nimia, pero existe. Es sutil pero muy esclarecedora.

La RAE define el concepto listo/lista de la siguiente manera (me voy a permitir tan solo aportar las definiciones que hagan referencia a la palabra según el contexto expuesto):

-Sagaz, avisado.

Como que el concepto sigue siendo demasiado abstracto busco la definición de la palabra sagaz:

-Astuto y prudente, que prevé y previene las cosas.

Seguidamente busco la definición de astuto/astuta:

-Agudo, hábil para engañar o evitar el engaño o para lograr artificiosamente cualquier fin.

Esta definición me resulta ya más cercana a lo vivido en todas esas partidas donde, aunque parezca mentira, solo nos jugábamos unos puntos o una posición moral en una clasificación que cambia una y otra vez.

Seguidamente busco la definición de inteligente para intentar esclarecer más las diferencias entre ambos conceptos:

-Sabio, perito, instruido.

Busco la definición de sabio, que me lleva a sabiduría, y cuya definición es:

-Grado más alto de conocimiento/ Conducta prudente en la vida o en los negocios /Conocimiento profundo en ciencias, letras o artes.

En este punto cualquier tipo de duda desparece y los actos de cada persona los retratan. Soy consciente de mis limitaciones, soy consciente de mis puntos débiles y mis puntos fuertes, y de lo que es más importante para mí pero prefiero ser recordado como alguien medio inteligente antes que por ser un listo de mucho cuidado.

Me estaré volviendo un sociópata o simplemente viejo y quejica, pero no me gusta lo que veo. Antes jugaba con gente que te respetaba y se hacía respetar. Cuando sabías una pregunta, y solo tú la sabías (no hablo de velocidad de tecleo, de trabarse, de estar despistado y no darte cuenta que alguien, antes que tú, ya lo había intentado) si la escribías mal, habías errado en el orden por el formato o te faltaba algo, los propios jugadores te corregían y te daban tiempo a escribir de nuevo, y luego ellos iban detrás. Para mí eso era el honor, y me sentía orgulloso de disputar la partida contra aquellas personas, porque yo siempre juego así.

Pero de un tiempo a esta parte, eso se ha perdido. Se imponen los listos, habilidad para lograr artificiosamente cualquier fin, por encima de los inteligentes con conductas prudentes en la vida o en los negocios. Se enorgullecen de "buitrearte" (robarte en cristiano) el conocimiento, aceptan la felicitación del resto ante un mérito que no es suyo, y tienen la cara de pedirte disculpas cuando les recriminas su acto; unas disculpas tan poco creíbles como tardías. Como dijo aquel al que todos criticamos pero que no se muerde nunca la lengua:

"-Me pides perdón pero bien que la copiaste antes sin problemas, con lo que, por mí, te lo puedes meter por donde te quepa". Y así es.

¿Es lícito copiar? Sí. ¿Es lícito no ayudar a tu contrincante? Sí. ¿Ganarás mejor si usas todos los recursos a tu alcance? Sí. ¿Tendrás mi respeto? No. ¿Te importa algo mi respeto? Para nada, lo sé, pero dificilmente contarás con mi amistad o mi interés por ti, y a pesar que eso valga menos que nada, lo que estás perdiendo es más que mi humilde e insignificante aceptación.

El honor y el respeto por lo que nos rodea es lo único que nos hace personas de verdad. Quién es capaz de sacrificar tanto por algo tan insignificante, pierde más de lo que imagina, porque tal y como dice su definición, el honor es:

-Cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo. /Gloria o buena reputación que sigue a la virtud, al mérito o a las acciones heroicas, la cual trasciende a las familias, personas y acciones mismas de quien se la granjea.

El honor no es algo alienable, siempre te acabará señalando, es tu huella, tu tarjeta de visita. Como dijo Miguel de Unamuno en su día: ganaréis pero no convenceréis.


Frase del día: "Oohoho...oohoho...oohoho..oohoho... ¡Everybody was kung-fu fighting!" (Kung Fu Fighting - Carl Douglas).
-Sí sí sí, el panda ya está aquí... wow wow wow ¡Pandarian Attack!. Ahora solo me falta un buen nombre para mi panda monje y empezar a pagar. ¿Alguna sugerencia?

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Capítulo 119: Yo antes molaba...

Yo antes molaba. Yo antes incluso nadaba. Con dignidad. Los cuatro estilos, con voltereta chachi en los giros y podía hacer el submarino dos piscinas seguidas sin terminar con un color de cara preocupante. Ahora no soy ni la sombra de lo que fui. Ya no piso los charcos, los rodeo, no vaya a ser que sean demasiado profundos y tengamos un disgusto.

Qué pena, qué pena. Qué pena yo y qué pena la bandera de Croacia, por supuesto. Vengo de nadar y de poco no lo cuento. Estoy tan cansado que estoy escribiendo respirando cada 4 palabras y descanso 3 minutos por cada 2 frases. Jamás pensé que fuera tal guiñapo de persona. Yo, que era el Flipper de los 7 mares, el Johnny Weissmolas de las piscinas de pueblo, el iceberg cabrón de Titanic, el doble de Kevin Coster en la escenas acuáticas de Waterworld, el Alfred J. Kwak de las charcas olímpicas. Y resulta que en estos momentos, hasta las señoras que hacen clases de Aqua-Gym con churro entre las piernas me pegarían una paliza nadando mientras charlan entre ellas.

La cuestión es que hoy decidí dedicar mi día en el gimnasio exclusivamente a nadar, sin hacer un paso previo por la sala de musculación. Me calé mi gorro y gafas Speedo, mi bañador de media pierna de licra, a lo Phelps, mis tapones para no que acabar con otitis, y fui concentrado como si de mi actuación dependiera ganar el Empleado del Mes. Me tiré de cabeza y pude disfrutar de un carril para mí solo. En el primer largo y segundo me sentí como el sireno de Zoolander, lanzando mi brazada acero azul con estilo y displicencia. El problema vino a partir tercer largo, cuando algún desalmado mala persona me cambió el agua por una especie de gelatina espesa que me absorbía sin remedio. Empecé a no gastar fuerzas dando la voltereta absurda de los cojones porque a media piscina ya andaba sin aire, y decidí no picarme con el tío de mi carril de la derecha porque no estaba yo para carreritas (posteriormente descubrí que era un señor mayor que nadaba estilo libre, medio perrito, medio boya a la deriva, entre las cuales, la velocidad, no era una de sus mayores cualidades).

Mi intención era nadar 30 minutillos de mierda, y tras lo que creí que era un esfuerzo supremo, comprobé que apenas llevaba 10 minutos chapoteando. Decidí no deprimirme y nadar braza, que viene siendo más relajado y menos sufrido. Perpetré 12 piscinas más y miré el reloj. ¿Sólo han pasado 5 minutos y medio?. Para escatimar esfuerzos me pasé al nado con corcho entre las piernas y a tirar solo de brazos. Si no muevo las piernas, más recursos para el resto del cuerpo, pensé.

No sé si alguna vez habéis imaginado como sería una pelea a muerte entre un humano y 25000 hectolitros de agua. Hoy algunos afortunados lo han comprobado: un molinillo de hostias mal coordinadas cayendo sobre el mismo palmo de piscina, como si tratara de batir una tortilla de 300 huevos imaginarios, y una huida bochornosa hasta la pared deseando que alguien tirara mi toalla y pudiera escapar de aquella escabechina.

Finalmente ha salido mi pundonor y me he obligado a sacrificarme por mi propio bien. Nadé nadé y nadé, hasta notar que mi cabeza estaba a punto de estallar y mis gafas, un modelo que quizás me aprieta demasiado y que seguro Ozil llevó de pequeño, me estaban haciendo vacío en los ojos. Al salir de agua he creído morir. Estaba tan mareado y cansado que incluso, al ducharme, me he enjabonado la cabeza, me he aclarado y ¡me he ido!. Yo, que cuando entro en una ducha siempre digo eso de:

"-Una vez más y salgo. No, esta no vale, era de prueba, una más y salgo... ¡oh!, me queda espuma en el pie, otra más y salgo...¿Quién vive en una piña debajo del marrrr...? otra... ¡Bob Esponjaaaaa!".

Me he cambiado como si me hubiera entrenado Ana Tarrés y, tenía tanto miedo a devolver, que he decidido salir a la calle vestido con las chanclas de la ducha por tal de no agacharme a atarme las bambas. Eso sí, he llegado a casa con los dedos como si fueran estalactitos con uñas. Ni comer he podido hasta una hora después. Si las predicciones mayas no acaban conmigo, lo hará el deporte, seguro.

Y es que no se puede pretender ser el Increible Hulk en la calle cuando eres un Homer Simpson en casa. Para colmo mañana nos quitan la bañera para poner un plato de ducha. Ya ni echarme unos largos indoor voy a poder. Mis días como El Renacuajo Eléctrico tocan a su fin. Hadi2Os.


Frase del día: "Fantasmas en promoción a primera" (Última partida de la liguilla de segunda de Trivial)
- Cuando más creo que sé, más cosas se me escapan, cuando más práctico, más formas de trabarme encuentro, y cuando no es el lag o los nervios, es porque ni soy listo por naturaleza, ni soy listo y rápido como copiar de los que sí lo son. Manolete, si no sabes torear, PA QUE TE metes.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Capítulo 118: Huelga

No hay excusa. Es la Revolución. Y como toda Revolución, es imposible que triunfe sin sacrificios. Se acaban las oportunidades, hoy es un día vital, hay que ejercer el derecho a la huelga sin amedrentarse por las amenazas de los poderosos.

Es duro, la situación de muchas personas es límite, pero no hacer nada por miedo a ser despedido es pan para hoy y hambre para mañana. Hay que luchar ahora que todavía tenemos armas para ello, porque esta es una lucha contra quien quiere desarmanos para controlarnos mejor. Si hoy fracasamos, mañana no tendremos nada con lo que defendernos y seremos esclavos el resto de nuestras vidas.

Basta ya de slogans ingeniosos y gritar en la calle, de ir a trabajar y luego calmar las conciencias uniéndose a una marea de gente a la que no se escucha. Los medios de comunicación no están en manos de los que son explotados, es un instrumento más de los que nos explotan. Hay que parar toda la maquinaria del país como claro e inconfundible gesto de que no estamos de acuerdo con nuestros representantes, que si en algún momento tenían nuestro apoyo, esto se ha acabado, y que mentir sistemáticamente es algo que ya no queda impune. A la Huelga.

En la antigua Grecia, origen de la Democracia, un ciudadano tenía derecho a expresar su opinión, ser escuchado, y todo lo que decía se tenía en cuenta. Posteriormente se ejercia el derecho a voto y así se creaba el gobierno del pueblo. En la actualidad, la voz del individuo no tiene ningún valor, solo nos queda realizar nuestra lucha con las armas que nos dejaron en herencia nuestros abuelos, conseguidas con sudor, sangre y lágrimas.

Para todo aquel que tenga la posibilidad de votar en breve, que lo haga. Es el único lugar donde todos los ciudadamos somos iguales y tenemos el mismo poder. Si no confías en ningún partido, ejerce tu acción de voto con inteligencia y no permitas que nadie obtenga el poder absoluto, no hay nada mejor que usar a un ladrón para vigilar a otro ladrón.

Nos están robando la ilusión y la capacidad de pensar y actuar por nosotros mismo. Nos meten el miedo en el cuerpo y no lo podemos permitir. No cedamos al terrorismo político. Solo pido hoy un sacrifio real, que mañana lo agradeceremos. Por nosotros, por nuestro hijos, por el Pueblo.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Capítulo 117: XVIII Salón del Manga de Barcelona

Hace una semana se celebró en Barcelona la equis uve palito palito palito (Beneditooo) Edición del Salón del Manga para alegría y alboroto de todos los fans del mundo del anime, Japón y del tener una excusa para salir de casa disfrazados. Hubo varias novedades, entre ella trasladar el salón al completo a su nuevo emplazamiento en la Fira de Barcelona, un lugar más accesible y con mayor capacidad de reunión, ya que la Farga de l'Hospitalet había empezado a quedarse pequeña debido al éxito afluencia en años anteriores.

Esta edición se han superado todos los records de asistencia, con 112.000 personas, lo que supone un aumento del 70% respecto al año pasado. Esto nos permite llevar a cabo dos conclusiones de lo más perturbadoras: la primera es que los frikis están ahí, entre las sombras y se reproducen rápidamente(obviamente no entre ellos, la virginidad es tan seña de identidad tan importante como las orejas de conejo o las espadas de cartonpiedra) y la segunda es que más de un político debería empezar a plantearse el utilizar la música de Dragon Ball como jingle de campaña o diseñar un programa electoral con ninjas o Marios o Luiguis dibujados porque el fenómeno friki empieza a ser un movimiento social muy a tener en cuenta (o no).

Este año decidí asomar mi nariz (error como ya comprobaréis más tarde) por la Fira, escogiendo el sábado tarde como opción propicia para palpar de primera mano el ambiente que se respiraba (error de nuevo) por esos lares. De mi experiencia de dos horas y media os dejo un pequeño extracto con los CONSEJOS PRÁCTICOS PARA NEO VISITANTES DEL SALÓN DEL MANGA.

1- Primer consejo : No hace falta gastarse 6 euros de la entrada para ver lo mejor del evento

Basta con asomarse un poco por la explanada previa a las puertas del salón en sí y deleitarse con las vistas para captar la esencia del lugar (más de uno no estaría del todo de acuerdo con la elección del verbo deleitar, pero hay que mirar todo este mundo con otros ojos. Sí, los de Candy Candy serían los ideales). 

Este magnífico espacio al aire libre acaba convertido en una arena de combate de lo más singular, donde puedes ver a un montón de gente dándose de hostias y realizando duelos como si les fuera la vida en ello. Realmente es lo más parecido a ver un videojuego en vivo, una mezcla entre un Street Fighter Bizarro y combates pokemón.
Curiosamente, cada uno tiene un estilo y desarrolla sus propios "combos", felicitándose después de la ejecución y originalidad de los mismos. Como diría aquella, "es algo digno de admirar".


2- Segundo consejo: Lleva dinero, mucho dinero, si quieres disfrutar realmente de la estancia

Hay gente que ahorra todo el año para venir al Salón del Manga, porque en el fondo, esto es un mercadillo a gran escala. Aquí, principalemente, se viene a comprar, a mirar a gente disfraza comprando o a consumir, porque casi todo son stands de venta y puestos de comida. Quien espere venir a ver curiosidades, exposiciones o talleres, lo tiene claro.

Venden absolutamente de todo lo relacionado con el mundo del manga (figuras, libros, comics, chapas, camisetas) o Japón, y quien sepa lo raros que esos tíos, ya se puede hacer una idea de lo que se puede encontrar.

Para muestra un botón. En un aparador vi esta carátula de dvd. Me quedé con el morro torcido de la sorpresa y el estupor. Lo primero qué pensé fue algo así como: "-Pero pero... ¿qué cojones ese esto? Joder, pues me gusta más el de versión que ha hecho la BBC". Después lo miré todo más detalladamente, no sin cierta vergüenza, porque estar echando un ojo a lo que parecía soft porno gay japo se escapaba a mis espectativas más atrevidas, y al poco dejé el tema aparcado sine die.

Posteriormente he descubierto que, al parecer, "Sherlock", es una canción del grupo coreano SHINee, una especie de Backstreet Boys modernillos y super moñas que cantan como Michael Jackson y se ponen más pote que él. Lo dicho, alucinado es poco. O soy un cateto integral o me estoy haciendo viejo para según que cosas. 


3- Tercer consejo: Tened todos vuestros sentidos preparados para lo que pueda ocurrir

Cualquiera de nosotros podría pensar que, para ir al Salón del Manga, uno tiene que es estar preparado para ver cualquier cosa, por increíble que parezca. Y sí, así es, pero no solo la vista juega papel principal. Los otros sentidos también tienen sus momentos de gloria.

El que primero que se resiente, es sin duda, el olfato. El Salón del manga, olfativamente, se puede dividir en dos sectores: el que huele a chotuno (stands) y el que huele a caldofrán (puestos de comida). Y no hay más, no hay perdida, se te empañan las gafas o pierdes una lentilla sabrás donde estás por el olor que te esté matando. 

El señor Adriá, alias el Padre de Helensita, intentó convencernos de las maravillas de uso de especias mágicas e ingredientes fabulosos para hacer creativos y atrayentes platos al mejor estilo japonés, desarrollando y potenciando sus propiedades organolépticas. Pero no macho, no, lo siento, nadie se puede creer eso cuando toda la sala solo huele a sopa de sobre y avecrem. Estuve merendando psicológicamente ramen hasta una hora después de haber salido.

Y el olor a tigre de Bengala no era mucho mejor, aunque digamos que es algo inevitable, porque ya me contarás como se lo puede montar para oler bien un tío que va disfrazado de Pikachu de pies a cabeza o el lumbreras que pensó que sería buena idea ir de Jon Nieve a un recinto con la calefacción a tope. Tal vez en el Muro esa capa de pieles, guantes de cuero y botas caladas hasta las rodillas son práticos, pero allí, es como un secador de pelo en el Infierno.

Otro sentido a tener en cuenta, el oído. Consejo de supervivencia: si queréis conservarlo, alejaos todo lo posible del escenario de actuaciones para espontáneos. Aquello es como una especie de sala de tortura medieval con demasiados altavoces. Al parecer, si no cantas usando el tono más agudo posible, eres menos mangurriano. Agujas en los tímpanos, agujas en los tímpanos.


4- Cuarto consejo: La vergüenza es un concepto desconocido en el Salón del Manga

Si algo me ha quedado claro, tras dos ediciones a mis espaldas, es que la gente que viene a estos sitios no tiene vergüenza. No es que sean malas personas o sean indignantes, es que no tiene vergüenza, literalmente. A pesar de ser esta un afición para todos los públicos, hay dos targets eminentemente principales que constituyen el cogollo de este movimiento: adolescentes atravesando una etapa especial y frikis consagrados de toda la vida. 


Tantos los unos como los otros tiene varias cosas en común pero la principal es que todos ellos tienen una fuerte personalidad al margen de lo que a estereotipos sociales se refiere. Posiblemente muchos de ellos se han llevado collejas infinitas en el colegio por su constitución física y por sus gustos, pero llegan estas fechas y se disfrazan de sus personajes favoritos por mucho que eso implique enseñar las lorzas, llevar pelucas que parezcan ratas muertas o lucir unos disfraces que en muchos casos rozan lo ...curioso (cutre, ale, ya lo he dicho). 

Que tenga claro todo el mundo que es un lugar para pasarlo bien y que cada uno dignifique a sus héroes a su propia manera, no es una pasarela de moda donde venir a ver alta costura o cuerpos danone, aunque haberlos haylos. Creo...

(En el caso del chaval disfrazado de guerrero se puede decir que era el tío más cachas del lugar, aunque las pasó putas con tanta foto ya que metía barriga en todas, aguantando el aire, y en algún momento llegué a verlo al borde del desmayo. It's hard to be cool)

Tampoco es un lugar que se escape de ley no escrita de los disfraces de tía, esa que dice que te puedes disfrazar de lo que sea, pero al ser el modelo femenino, el disfraz evoluciona inexorablemente a una versión putón. En este caso, ni el mundo Pokemón se salva, aunque esta chica no sé si iba de Ash o Pokembola(s).

De todas formas es de agradecer que todos ellos estén siempre encantados de dejarse fotografiar, y dediquen su visita casi exclusivamente a que los demás les miremos y les hagamos posar hasta la extenuación.



5-Quinto consejo: Solo durante estos 4 días de celebración se pueden hacer según que chistes

Este consejo igual, como tal, no es el mejor consejo que os pueda dar. Incluso os animo a no hacerme mucho caso si tenéis algo de dignidad, porque a más de uno le puede caer la tensión en picado al escucharos. Pero si os van las emociones fuertes y tenéis tanto valor como estás dos mozas para venir así a un lugar donde la mitad de los tíos no ha visto en toda su vida una cuerpo de mujer semidesnudo en vivo, os dejo unas cuantas frasecillas que pueden venir bien:

-¡Ostras, que de hentai! ¡Esto está a petar!
-El de la entrada me ha dicho que no se puede ni insultar ni decir palabrotas otakus.
-Qué desordenado está este año el salón, está todo manga por hombro.
-Perdona, ¿es aquí donde toca Cosplay?
-¿Me esperas one moment? Voy al lavabo a hacer one piece
-Uy que me desmayo, ¿alguna voluntaria que me reanime?
-¿Ligar en el Salón del Manga? Sinosuke una mierda!
-Joder Tetsuo, cómo has dejado Neo-Tokyo. Aki, Aki, Akira hay quién viva, akirooo.


6-Sexto consejo: Siempre hay un sitio para cada uno y gente para todo

Hace unos años fue con el World of Warcraft, este con el Diablo III. Siempre hay algo que te hace sonreír, algo que te llama la atención o un stand o disfraz que sientes como tuyo. Igual este año ha sido algo más triste pero menos da una piedra. En esta edición me encontré con este Rey Leoric, un subjefe del primer acto del D3. Cuando lo vi, me fui derechito para él para hacerme una foto. Según me acercaba lo vi algo perjudicado hasta que, ya a su lado, dudé si el disfraz estaba inspirado en el propio rey vivo, muerto, o en su versión indigente vivo debajo de un puente.

 
Ha cambiado mucho la historia desde que me hice una foto al lado de una súcubo mascota de brujo mega buenorra ( y putón, por supuesto). Tras pensarlo bien, preferí tomar la instantánea de lejos, que una cosa es emocionarme al ver un personaje del juego y otra distinta coger pulgas de un rey caído con corona de papel de plata, estilo Burguer King.

Solo te has de fijar un poco para darte cuenta que la diversión no solo está en la gente disfrazada, sino en las películas que se montan otros para llamar la atención. Y si en lugar de mirar hacia las zonas iluminadas, miras a las paredes y rincones, entonces encontrarás un filón. Como ejemplo estas dos pardalas que vi tiradas en el suelo en uno los pasillos laterales del edificio. Muchos eran los que, cansinamente, ofrecían el típico "abrazos gratis", más conocido extraoficialmente como "a ver que pillo así con la tontería, que un roce es un roce y que cuanto uno tiene 15 años y una cara para seguir virgen varios quinquenios más, una teta es una teta por mucha tela que haya por medio". Pero no, ellas iban más allá, una versión 2.0, mucho más actualizada.

No me atreví a acercarme y mucho menos a preguntar por lo misterioso de su mensaje "HACEMOS PSICO TERAPIA", pero de haberlo hecho hubiera resuelto el sin fin de dudas que tenía respecto a su negocio: 
  
-Hacemos psico terapia: ¿que queríais decir, "hacemos pisco labis" pero os equivocasteis? ¿no era más fácil poner "Hacemos canapieses"? ¿o queríais decir psico terapia de verdad? ¿separado, sin guión? ¿o era psicoterapia y es que yo soy un purista toca pelotas?

-En el caso de ser psicoterapia: ¿la hacéis o la fabricáis?

-Si la hacéis metafóricamente hablando: ¿es entre vosotras? ¿lo anunciáis para que no os molesten? ¿o es a los demás?

-Si es a los demás: ¿las dos a la vez? ¿echáis a los chinos a ver quién la hace? ¿se puede elegir? ¿elegís vosotras? ¿también a los clientes?

-Si elegís vosotras: ¿la hacéis también a tías? ¿o es solo a tíos? ¿cogéis a frikis y tíos con acné? ¿tenéis reservado el derecho de admisión? ¿pueden ir disfrazados o han de ir sin máscara para que se les vea la cara? ¿han de estar buenos?

-Si están buenos: ¿es gratis? ¿les cobráis algo? ¿en euros? ¿en especias? ¿con la entrada tienen descuento? ¿el servicio es por horas o por trauma? ¿el estar enseñando el chirri la mitad de tiempo gracias a esas minifaldas, supone un extra en la factura final? ¿también tenéis servicio vía móvil? ¿sale igual de precio si te toca la doctora morena o la rubia? ¿sóis conductivistas o cognitivistas?¿os hacéis llamar doc?

-Si os hacéis llamar doc: ¿conocéis a Sir Jorah Mormont? ¿no os extraña entonces, estar anunciando la psico terapia colocando el cartel entre las piernas, en un salón donde las hormonas cabalgan a sus anchas como si fuera un khalasar dothraki, donde el que más y el que menos tiene un cuadro psicológico para escribir dos trilogías, y que vosotras estéis tiradas en el suelo y más solas que la una?

-Si habéis pillado la ironía: ¿no os dais cuenta que es un fracaso y es muy cutre como método para ligar?(pregunta retórica)


Almas de cántaro, de no haber ido acompañado me habría sentado con ellas y les habría dicho "¿qué os pasa, florecillas? Venga, ya pasó, ya pasó..."



7-Séptimo consejo: Lo que mola de verdad es ver a la gente disfrazada

No nos engañemos. Muchos vamos solo a ver lo que es capaz de ponerse la gente encima... o quitarse. Esto es un juego entre voyeurs y exhibiccionistas, donde unos estamos encantados de verlos y otros encantados de que los veamos.

El Salón del Manga sería un aburrimiento si solo fueras a mirar los cuatro libros o chapas que puedes encontrar en cualquier FNAC. Esto no deja de ser un carnaval en noviembre, solo que los disfraces suelen ser más originales y divertidos; aunque en cuanto a calidad, hay de todo un poco. Puedes encontrar a personajes con unos disfraces que te dejan con la boca abierta y otros que solo la abres para criticar, aunque tienen la misma aceptación y dan más juego que los anteriores.

De todas formas, como fotógrafo aficionado suelo, acabar esquizofrénico perdido al intentar captar todo lo que me llama la atención, y para cuando no se me cuela un "Mocito Feliz" por detrás de la que iba a ser la foto de la tarde, pillo los momentos menos glamurosos de quien se creía ir con un disfraz extra premium, de lo bueno lo mejor, de lo mejor lo superior. Ahora nunca sabré si el dispositivo de la mano del Androide 19 era un laser o el moco perdido.


 
8-Octavo consejo: Qué cada uno lo viva a su manera y saque su propia moraleja

Lo bueno de acudir a un sitio tan variopinto como este, donde se junta gente tan parecida y distinta a la vez, es que cada uno saca sus propias conclusiones respecto a lo que ha sido lo mejor y lo peor, y cada uno vive su propia historia. Te puede gustar más o menos la temática, puedes ir más como observador o parte activa del evento, incluso puedes decidir si tomártelo en serio o como una broma divertida, pero siempre, siempre, hay algo que acaba marcándote y definiendo cuál es la enseñanza básica o moraleja final de la experiencia vivida.

Para finalizar compartiré con todos la mía: Sí alguna vez en vuestra vida decidís jugar al Pokemon - Edición Roja de Nintendo, cuando al principio del juego el Profesor Oak os permita elegir a uno de los tres pokemones iniciales para comenzar la aventura, no os equivoquéis y cojáis a Squirtle como hice yo. Escoged a Charmander, creedme, seguro que en un futuro lo entenderéis. Ains...



Frase del día: "Uf, poco a poco, lo malo se estanca, lo bueno avanza." (Tic-TAC)
-Always look on the bright side of life, fi fiuu fi fififififi fi fi fi fiu. Y de repente se abre un viejo mundo nuevo que será más de lo mismo pero al menos "fa xafugor", que ya es algo.

miércoles, 31 de octubre de 2012

Capítulo 116: Volver, volver...

Volver. Resulta curioso como, en esta vida, cuesta tan poco irse y es tan insufriblemente difícil volver. Es una regla de tres, nunca mejor dicho, con una gran incógnita a resolver. Dejas algo, sin más, basándote en un sin fin de motivos, sea desidia, cansancio, aburrimiento, rutina, desconocimiento, aires nuevos, giros radicales del destino, gilipollez supina o pajas mentales de tercer grado, mil tonterías que te llevan a un "ya está, hecho", y luego a verlas venir.

Dejas algo, pegas un bocado a ese lado de la vida, pero como la decisión ha sido tuya, tienes la conciencia tranquila (o por lo menos lo suficiente como para que no te atormente día y noche ya que la has comprado a base de fantasías y promesas, mas o menos creíbles, con las cuales tendrá que apechugar tu yo del futuro, y no tu yo del presente ).  Borras de un plumazo esa costumbre, esa pieza de tu rompecabezas y sigues adelante porque has hecho lo correcto. Porque lo has hecho. Sí, seguro, lo correcto.

Del todo.
Definitivamente y convencido.
Lo correcto.
Que sí, de verdad.
¿Quieres dejar de preguntártelo de una vez?

Sea como sea, esa pregunta perdura en la mente lo que tardas en rellenar ese vacío, esa vacante en tu día a día, aunque está claro que ese hueco tenía ya candidato seleccionado con antelación, porque aquí, improvisaciones, las justas. De todas formas, el virus de la duda suele hacer estragos más allá de lo esperado, con lo que has de tomarte una pastilla al día durante una buena temporada. ¿Que qué pastilla es la mejor para estos casos? Da igual, pastillas de aire, de caramelo, es lo mismo. Aquí lo que importa es la dosis, no el componente. Lo que te estás tomando es tiempo, sin más, y ya se sabe, el tiempo lo mata todo.

Yo esta semana decidí volver. No a ser yo mismo por dentro, que ahora me cuesta horrores, sino a ser un poco más yo mismo por fuera, que cuesta otro tipo de horrores, aunque mucho más llevaderos. Esta semana volví al gimnasio.

Son decisiones extrañas, lo sé. No es 1 de enero, día oficial de los PII (Propósitos Imposibles e Improbables), ni hay vecina nueva a tiro de ventana a quien impresionar. Fue una decisión no alevósica y poco premeditada, de carácter sospechoso incluso para conmigo mismo.¡Y sapristis, cómo cuesta volver!. Rectifico. ¡Sapristis, cómo cuesta volver CON DIGNIDAD!

Amante extraño, este tal gimnasio. Es como un amor imposible, no del todo adictivo, pero al que vuelves una y otra vez porque sabes que es salud para los sentidos. Me trata mal, me tortura, me exige y mira con ojos críticos, me hace sudar y sufrir, maldecir en lenguas que ignoraba conocer, pero al final me acaba regalando un breve instante de autosatisfacción. Breve, muy breve, pero este el sino de los hombres, momentos de felicidad más que efímera.

Llegué como un pelele, como entraría un intelectual en Azeroth. Erré la contraseña, tuve que preguntar cómo funcionaba ahora, el detector no reconocía la huella de mi dedo y no me quedó más remedio que dejar pasar a los que venían detrás para no acabar montando una conga en la entrada.

Luego recordé que era el gimnasio en esencia. Ya no hablo de la pasarela Cibeles Choni Week en la que se ha convertido (al parecer debo ser el cateto del lugar por no ir con deportivas última moda, tatuajes viriles de civilizaciones perdidas o dragones amenazadores, pantalones fashion chandaleros y camisetas de pornostar ajustadas, con tirantes y marcando escote y pezón a lo braille). Hablo del monopolio que han impuesto la facción Anabolizantes al Poder, estableciendo zonas protegidas contra tirillas como yo.

A mí me dejan el espacio justo que dejan a los moñas que solo van a coger fondo con las bicicletas estáticas y las cuatro máquinas de pesas con sistema levanta-fácil. El espacio de mancuernas, bancos, suelo de corcho y espejos arround-the-world es territorio cachas. Aún así resulta curioso como cualquiera de ellos podría alardear de ser el macho alfa del lugar pero luego, cuando hacen sus series mirándose al espejo, están pegados uno a otros, gimen como perras en celo y se saludan con una serie de toqueteos que más de un juez lo podría calificar como acoso sexual.

Sí, yo sufro en mis propias máquinas inquisiatoriales. Una que jode de mala manera es la bici estática vertical. El regulador de altura no está hecho para tíos que miden justo lo que yo. El agujero que se queda corto me hace pedalear como sí montara en triciclo de payaso y parezco tonto, y si pongo el asiento en el agujero de más me obliga a pedalear de puntillas para no dejarme los huevos en el sillín, que dejar, me los dejo.

También entiendo que las máquinas de gimnasio de pueblo no sean un prodigio de la comodidad, pero hacer los asientos de sky con el mínimo exigible de espuma por dentro es putear, no tiene otro nombre. Me imagino que lo hacen para que nadie se acomode en ellas y haya una alta rotación de gente, pero yo me aburro tanto con algunos ejercicios que acabo perdiéndome en mis pensamientos y más de uno debe pensar que formo parte del mobiliario, allí sentado mirando embobado a la nada.

Tampoco es un lugar para regalarte los ojos, de haber conocido este biotopo, Darwin, hubiera pasado de las tortugas e iguanas de las Galápagos y hubiera venido aquí a escribir "La involución de las especies polideportivas". Apenas hay una mujer a la hora que voy, y lleva en la máquina de rebajar culo desde que la ví la primera vez, hará cosa de dos años. Está siempre allí, dale que te pego. Tiene un pandero que de no ser por la prohibición de celebración de corridas de toros en Barcelona, José Tomás estaría cortando en él orejas y rabos a mansalva. Quiero pensar que le está funcionando, no quiero imaginar que pasará el día que se deje llevar.

Lo único que me gusta de verdad es nadar, pero llegar al agua es otro via crucis. Entre el fresquito de la época, la fauna autóctona y los pasillos árticos previo reciento acuático, las ganas se van volando. De todas formas, es complejo volver a nadar. Tras casi medio año sin pegar una brazada me siento como un chivato de la Cosa Nostra con zapatos de cemento, algo me tira hacia el fondo.

Antes nadaba, el agua me impulsaba, acortaba la distancia entre continentes. Ahora me absorbe, me chupa como si alguien hubiera quitado el tapón de la piscina, doy la voltereta en plan profesional para cambiar de sentido y salgo en direcciones aleatorias poco recomendables y sin gota de aire. Intento llegar de nuevo al final del carril y los tres primeros intentos son brazadas, el resto son aporreos del agua inconexos como si espantara pirañas asesinas. ¡Joder con el volver!

Al final salí del gimnasio pensando que tiempos pasados fueron mejores. En eso y con otra conclusión que no puedo evitar hacer en voz alta: las recepcionistas rebosan por ambos lados de la silla donde se sientan, la señora de la limpieza lleva el bote de la lejía y diversos trapos orbitando a su alrededor, el socorrista luce un flotador de serie allí donde deberían tener abdominales y uno de los monitores de sala de musculación es más tirillas que yo. Contando que solo se salva el profesor de spinning y otra monitora más, el departamento de marketing se está luciendo vendiendo las virtudes de sus servicios a través de sus empleados.
¿Demagogia? Puede. ¿Qué allí debe pensar eso hasta el Tato?. Segurísimo.

Cuesta mucho volver, cuesta mucho retomar viejas costumbres, viejos hábitos. Cuesta no pensar que tal vez fueran mejor en su momento, porque la memoria es traicionera y selectiva. Volver no es un error si se vuelve para bien, pero ha de valer la pena. Para vencer a los grandes retos y a las grandes dificultades hay que tener buenos motivos y pasionales ambiciones.

Volver por añoranza o melancolía es un error, volver por convicción, un gesto de madurez. Volver para ver que pasa, un capricho, volver para ser mejor, un ejemplo de superación. Volver una vez, aprender de los tropiezos del camino, volver dos, asegurarte una hostia monumental. Volver por volver, tontería, volver porque no te fuiste, es un poco menos volver.

Porque quien no se fue del todo, nunca ha dejado de estar. Porque no hace falta irse para poder volver.


Frase del día: "Tras innumerables años siendo fiel a mi chicos, toco el momento de marchar. Ranarossi, Shh, Billpuerta, Aleyo, Renegado, Libretilla, Âl, Yugulum, Dosh y Noserastu, nos volveremos a ver" (Al - ¡Por la Horda!)
-No uno siempre quiere marcharse, pero importa poco si lo primero que se hace es contar los días que quedan para poder volver. ¿Y tú pishilla, Torre de Arena, volverás?

domingo, 23 de septiembre de 2012

Capítulo 115: Malos tiempos para la onírica

Y así, de repente, de madrugada y por la puerta de servicio, me da por escribir. Sin más. Ni es una hora normal ni es un momento adecuado, ni tampoco es la primera o última noche que me despierto y no quiero seguir soñando. Malos tiempos para la onírica.

Debe ser el trayecto de una vida, el bagaje y todos esos trastos inservibles acumulados lo que llevan a mi subconsciente a derramar todas mis carencias o temores que, con los ojos cerrados, se vuelven nítidos y terriblemente reales. Lo irremediable de un camino en el que no has dado dos pasos del derecho, cuando crees que acabas de empezar y te das cuenta que el inicio ya ha quedado más lejos que el final, la clarividencia, la pensamiento científico y racional en manos de un ilusionario con demasiado mundo interior y un rácano mundo exterior. Todo eso me pesa.

Cada vez se me hace más complejo soñar. No quiero saber que diría Freud de mis sueños, ni quiero un manual para descifrar si estoy cuerdo de remate o mi locura es circunstancial y vitalmente necesaria. Sueño con la muerte y con lo que anhelo, y no sé cuál de las dos cosas me hacen sentir más triste y desesperado. Cada una me duele a su manera, cada una me deja sin respiración o con un sentido de la existencia más desalentador.

Hubo un momento de mi vida donde soñar era jugar a hacer lo imposible realidad y me quitaba la necesidad de desearlo, porque, de alguna manera, ya lo había "vivido". Incluso a veces, mis sueños llegaban a ser un yo desdoblado que hacía todo aquello que no se debía hacer, y vivía ese mundo paralelo donde tomamos las decisiones que deben quedar en el cajón desastre. Llegué a censurarme en según que actitudes y me despertaba siendo mejor persona sin haberme movido de la cama. Fue una época donde no recordaba los sueños, unos por surrealistas, otros por terrenales, algunos por el bien de mi salud mental, y la mayoría por ser historias que perderían la magia si llegan a pensarse más allá de la realidad del que ya ha despertado.

El soñar se ha vuelto la cara amarga del dormir y dentro de esta espiral de incoherencias y desvaríos, cada vez tengo más ganas cerrar los ojos y perderme entre las sábanas. Sé que es temporal, como todo en la vida, tan temporal como lo es ella en sí misma, pero no deja de ser mi realidad, una realidad casi tan caprichosa como la propia irrealidad.

He soñado que todo pasaba, he soñado que cuando no esté seré moléculas de nada en un camino infinito sin meta ni destino, he soñado que me querían de todas y cada una de las maneras, he visto plasmadas en mi mente todas aquellas ideas que deambulan por el limbo de mis sueños, he soñado con una mirada penetrante, con la nariz perfecta, con su cara de mala de culebrón, he soñado que mil cosas sin sentido se mezclaban entre sí y hacían gala de su naturaleza intrínseca en un caos absoluto, he soñado con la verdadera identidad de las personas, me he enamorado de alguien de la noche al día y he encontrado respuestas cristalinas a enigmas existenciales que, por desgracia, jamás podré recordar.

No quiero morir y muero cada día un poco más. No quiero sentirme así  pero todo esto que siento me hace sentirme asustado pero vivo. Con los sueños he aprendido a encajar el formar parte de algo y que de un momento al otro desaparezca sin más, asumiéndolo estoicamente.

Me ha hecho fuerte el prescindir de todo lo prescindible, y, pese a mí flaqueza, ahora se valorar que una vez se abren los ojos, lo que vivas y cómo lo vivas, depende exclusivamente de ti.


Frase del día: Todavía tengo un largo y radiante día para decidirla...

martes, 21 de agosto de 2012

Capítulo 114: Las siete plagas de Egipto

Nunca he sido una de esas personas creyentes que dejan en manos de Dios sus vidas cuando las cosas van mal o necesitan intervención divina urgentemente. Ni siquiera me considero agnóstico, la idea de un ser superior que nos controla y vigila desde los cielos me da bastante cosica, de ahí que hasta los 20 me cambiara en los gimnasios con la toalla anudada a la cintura (cabe decir que he llegado a pensar que, para un Ser Superior, la Tierra debe ser como tener internet de banda ancha donde poder ver porno en directo a todas horas. Con razón no se suele inmiscuir en nuestras vidas, debe estar super ocupado haciéndose sus cosas celestiales. Ama a tu prójimo como a ti mismo, ya ya, ahora lo pillo).

Así que solo me quedó abrazar el ateísmo, la solución más rápida y racional, a pesar de que cuando pego un fogueteo que otro, suelo mirar arriba y pienso "¿te gusta así, granujilla?" y me hecho la manta por encima para dejar a "to dios" a dos velas.

Y es posible que esta aprensión a creer en  lo sobre natural sea uno de los motivos por los cuales este fin de semana ha sido una calamitosa odisea de castigos bíblicos y un sin fin de males a la vieja usanza. He sufrido las siete plagas de Egipto en apenas dos días y todo por no liberar a mi mente y perder la fe en religiones donde los creyentes esperan sin fruto que sus plegarias sean escuchadas y sus Dioses mueren de formas artísticas y creativas.

Este fue mi peregrinaje por las cunetas del Señor:

I - Las Trompetas de Jericó

En el metro, camino a la Tierra Prometida, empecé a leer tranquilamente sentado en mi asiento. Justo en la primera parada de la ruta, entró un ser peculiar con un carrito de la compra. No le hice mucho caso y seguí en mi fortaleza particular de lectura y concentración. Y de repente, saca un micro de la nada y una amenaza sacude todo el vagón: "Buenas tardes señoras y señores, les voy a deleitar con un poco de mi arte" y se arranca el tío con una canción al estilo Nino Bravo latino espeluznante. Cerré el libro resignado porque leer ciencia ficción con una base en plan "dejaré mis tierras por tiiiii" resulta surrealista en extremo. Aguanté estoicamente sus berridos hasta que decidió dejar de torturar a nuestro vagón y despedirse con una enigmática frase: "-Muchas gracias por escucharme". "-No, gracias a ti por haberme obligado, campeón".

Las murallas de mi paciencia quedaron hechas añicos, por no hablar mis oídos. Pero tanto sufrimiento me llevó a una reflexión. Un día de estos, entraré en el metro, me dirigiré al mundo latino con música sin cascos y les diré: "Buenas tardes siniores y sinioras, les voy a deleitar con un poco de cultura" y empezaré "El Mundodisco giraba sobre el resplandeciente telón de fondo del espacio, dando vueltas muy despacito sobre lomos de los cuatro elefantes gigantes que...". Sí a mí me meten karaoke por la fuerza, yo leo en voz alta, con dos cojones.

II - Las Cartas del Destino

Una vez con toda la familia, tarde o temprano, siempre llega el gran momento. En nuestra corte faraónica se anuncia, así de solemne, el acontecimiento: "Coger las cartas que os voy a sacar todo el dinero". Con una amenaza por delante, marcando territorio. Desgraciadamente suele ser verdad. Nos reunimos en torno al tapete y con una apuesta de euro por partida, se dan las cartas. Repartir equivale a tener que jugar obligatoriamente tengas lo que tengas, con lo que la suerte depende de como te las des tú a ti mismo. Tan grande es el acojone y el temor a una mala mano, que el cortar es sagrado. No hacerlo y perder la partida se ve como una maldición profética.

No sé si gané o perdí, yo solo recuerdo que no dejaba de meter monedas en el centro de la mesa y ver a mi madre recogerlas y sonreirnos a todos. Sigo pensando que no sé en que momento dejó de ser divertido jugar con garbanzos, como se ha hecho toda la vida.

III - Fuego Canicular

Hace siglos que no voy a la playa, así que la playa decidió venir a mí, pero de incógnito. Soy blanco de piel, pecoso y con cero afición por ponerme moreno a costa de sufrimiento innecesario, pero ayer domingo el sol supo encontrarme. Descargó toda su ira sobre mi pellejo, mientras creía estar a salvo. Me engañó con alguna nube y con el darme de refilón como quien no quiere la cosa. Me achicharró en apenas una hora. Pero lo hizo como Jackson Pollock, expresionismo abstracto usando mi cuerpo como lienzo. Me arden los hombros como si fuera una vitrocerámica a pleno rendimiento, los brazos son como dos bengalas de niños, con zonas rojas y blancas resplandecientes, y mis piernas tienen zonas abrasadas donde Torquemada disfrutaría como un enano torturándome pasando el dedo. Fuego sobre mí, en plena ola de calor...

IV - Las Voces

Una voz de fondo todo el fin de semana. Una voz que no calla, no cesa. Una voz que entra y sale a su antojo, acallando otras voces. Un brum-brum constante, que está allí y aquí contando chascarrillos, frases de repertorio y ocurrencias. Hasta que no consigue una atención total del público, mete cuña hasta la saciedad. Esas voces que harían saltar desde el pico de una pirámide al mismísimo Santo Job o darle unas ganas de reír absurdas. Y que nunca haya visto afónico a mi padre, qué cosas.

V - Inundaciones

Y sin más, el mar se abrió y empezó a llevarse infieles por delante. No es que yo sea infiel, pero debo tener pinta de ser amigo de alguno, porque subieron las mareas y de repente, agua a tutti plen. En pleno agosto. Y es que alguien liberó a Wally por el water, y al tirar de la cadena, avalancha. El depósito decidió que no daba más de sí y cada vez que se abría un grifo, como Concha Velasco, sufría perdidas. Nos dimos cuenta demasiado tarde. Para un día que fregamos la cocina en equipo mi sister y yo, y provocamos simulacro de fin del Mundo Maya acuático. La casa hace bajada y mi habitación se convirtió en un lago improvisado. Entré con chanclas y por poco me quedo allí, puesto que tenía un alargo conectado a un enchufe y le faltaba medio milímetro de agua para hacer contacto con la parte que había en el suelo. Realmente he vuelto a nacer.

VI - Las Hormigas y los Mosquitos

De estar achicando agua como en el Titanic pasé a estar achicando pequeñas cabronas con antenas. Una marabunta de mini hormigas habían invadido la despensa. Las muy perras se estaban llevando 200 gramos de magdalenas artesanas, cacho a cacho. Mis magdalenas favoritas, aquellas que no desayuné para poder merendarme con ganas y hueco en el estómago. No suelo ser muy titismiquis con los insectos, pero las desvergonzadas empezaron a subir por mis piernas, viéndome tan tostadito y crujiente, y en minutos me picaba todo. Al final todas desaparecieron tal como habían llegado, pero ir a dormir la siesta con picores en la espalda, sin saber si es por culpa de sol o las hormigas, es una experiencia que no se vende ni en un viaje al África profunda.

La cuestión es que, al levantarme, ya sin picores de hormigas, me picaron los mosquitos. Pero no los mosquitos de toda la vida, sino los importados, los tigre, con extra de veneno de serie. Ni irradiando calor como si fuera la central de Fukushima, los mosquitos se cortaron de pegarse unos tintos de verano a mi salud, o a costa de ella. A esas horas de la tarde estaba hecho un cromo. Os aseguro que no hay cosa más adherente que un tipo con crema aftersun, Autan contra los mosquitos, crema para relajar las picaduras y sudando como un pollo.

VII - La Peste

Como suele pasar en estos casos, si la cosa puede ir a peor, empeora. Al final de la tarde mi padre decidió solucionar el problema del emboce del depósito con un albañil amigo suyo, mientras mi madre le hacía palomitas de microondas sabor mantequilla a la mujer e hijos pequeños del mismo. Conclusión, por un lado se quemaron las palomitas y no se podía respirar dentro de casa debido a la peste a maiz chamuscado, mientras que fuera, al desembozar el pozo con agua a presión, empezó a volar (literalmente) mierda y papel y parecía como si hubiera estallado una letrina de hippies en Woodstock. Yo, que echaba una mano a ambas partes, no sabía si entrar o salir, ni en que punto tenía que coger aire para aguantar la respiración.

Así que si alguien os dice, ir al campo, huir de la ciudad para respirar aire puro, os tiráis un pedo en su cara de mi parte.

Y así fue como me volví un poco más religioso para que las plagas de este mundo no volvieran a azotarme de forma indiscriminada. Señor, e aquí una prueba de mi nueva fe: ¡Me cago en Dios y en los espontáneos del metro, me cago en Dios y en el copón de oros cuando va a espadas, me cago en Dios y en las vueltas que doy en la cama como si durmiera sobre chinchetas por culpa de mi moreno infiernal, por Dios papá, cállate un rato, me cago en Dios y en que sea él el único que pueda caminar sobre las aguas, me cago en Dios y en los bichos que se toman mi sangre y mi pan como si fuera una misa insectoide y me cago en Dios y su sentido del humor con los olores!

Acabo de atorar de nuevo mi retrete de la religión, ojalá un día Dios me perdone.


Frase del día: "Mira, un martín pescador, su pelaje es impermeable" (Frank de la Jungla)
-Más que de la jungla debería ser Paco el del Pueblo, ¿un pájaro pelaje? Plumaje, lechón. Ya te lo digo yo, llevar crocs por la selva no es la tontería más grande que se le ha ocurrido.

sábado, 11 de agosto de 2012

Capítulo 113: Citius altius fortius

Cada cuatro años, sobre estas fechas, hay un evento mundial que me hace ver el verano de una forma distinta. Me hace recordar que, este chavalote con extra de energía en vena, tuvo un momento de su vida en que quiso formar parte de ese grupo de personas que durante 16 días se dedican a competir entre ellas de forma honorable y sana.

Nunca encontré mi sitio ni mi lugar. A pesar de ser rápido y estar delgado, era de los típicos chicos que acaban siendo elegidos de los últimos cuando jugábamos a futbol en el patio. Casi siempre acababa como portero rogando a los bestiajos de la clase que no pegaran punterazos y suplicando insistentemente que recordan que los cañardos no valían. Obviamente me hacían entre poco caso y menos. De todas formas me gustaba mucho jugar a futbol, y cuando me dejaban, casi siempre prefería ser defensa. Gracias esto descubrí en mí dos capacidades de lo más curiosas. La primera era que cuando más perdedor fuera mi equipo más motivado me sentía, con lo que me crecía y corría como pollo sin cabeza multiplicándome por dos y estando en todos lados. La otra era que, debido a mi poca capacidad de coordinación con una pelota en los pies, desarrollé unos reflejos de oro, con lo que cuando el balón llegaba a mis dominios, tardaba milésimas de segundo en ponerla en órbita lo más lejos de mí posible.

Probé también practicar balonmano. Mismas ganas pero mucho mejor al tener que usar las manos. El único problema era mi poca presencia. Un tirillas poco tenía que hacer contra chavales que me doblaban en contorno y fuerza. Intentar pararlos era como defender la portería construyendo una muralla de papel de fumar, vamos, toda una invitación a que pasaran por encima mío sin miramientos.

Como que era alto, alguien pensó que el baloncesto sería la solución. Y volví a tener los mismos problemas con un añadido: poca corpulencia, poca capacidad de botar la pelota sin que fuera un regalo para el que me tuviera cerca, fuerza casi negativa para tirar a canasta (tocar aro venía siendo como una especie de milagro porque tenía claro que no me iba a acercar a nadie que pudiera arrancarme la cabeza de un manotazo) y encima capacidad para saltar era casi nula, con lo que los rebotes los veía pasar casi tan bien como las collejas.

Así que me planteé hacer deporte en actividades que no requirieran formar parte de un grupo. Probé jugar a ping pong pero el local donde se practicaba era una especie de guarida sospechosa donde, el líder, era un señor bastante mayor, con gorro de lana, guantes (fuera la época del año que fuera) y un chándal especial de campeonato combinado con ropa de calle, con lo que infundía cierto respeto. Hablaba poco pero si te enfrentabas a él no tenía piedad. Era la viva imagen del abusón ya crecidito con halo lúgubre que inspiraba poca confianza, por decirlo de una forma sutil. Así que me limité a jugar de vez en cuando en casa contra la pared de mi habitación para disgusto de mis padres y vecinos. Al poco me jubilaron la pala y la pelotita de marras y el ping pong pasó a mejor vida, como casualmente el resto del edifício, entre aplausos y vitores a los artífices de mi renuncia no voluntaria.

El único deporte que se me daba realmente bien era la natación. Con un cuerpo raspanchoa y cabezón con piernas largas, resbalaba sobre el agua literalmente. Poco a poco fui perfeccionando la técnica, o por lo menos aprendí a avanzar significativamente más rápido sin tragar demasiado agua. Acabé nadando braza a más velocidad que mucha gente nadando crol. Además me gustaba aquello. Aborrecí el olor a cloro y lejía de los vestuarios, pero era un mal mejor. Con el tiempo, los monitores recomendaron a mis padres que entrara al club de nadadores del pueblo, y que participara en competiciones. En cuanto se enteraron que eso suponía que los fines de semana iban a tener que llevarme de pueblo en pueblo y dejarían de poder ir a la torre sabádos y domingos, mi futuro en la piscina acabó haciendo aguas y naufragó. La frustración de aquel entonces la arrastro a día de hoy. Por fin valía en algo pero era demasiado sacrificio para ellos.

Con el paso de los años fui olvidando de dedicarme a practicar un deporte a nivel profesional, e hice algo que era barato y no requería instalaciones especiales. Pedalear. Mis amigos iban en moto, yo pedaleaba. Mis amigos se tomaban el cafecito de las 4 de la tarde previo sesión porrera vespertina, yo pedaleba a pleno solano. Ellos se iban al pueblo costero de moda, a ligar por el paseo, yo tiraba de bici por mi zona, dando vueltas de forma compulsiva al igual que un hamster corre en su rueda particular. Resultado, una buena colección de cicatrices, nalgas y piernas de acero, y un hartón de perseguir a flipaos en vespinos trucados por el arcén de carreteras y caminos de cabras.

Lo único que descubrí con tanto pedaleo es que, a pesar de no poseer una fuerza explosiva, sí  tenía una resistencia considerable y un desprecio por mi vida preocupante. Empecé a tirarme por trialeras y montañas a tumba abierta. Lo único que conseguí fue acojonar a mis amigos cada vez que salíamos juntos y empezaron a replantearse la rutina deportiva. Así que decidieron a cambiar el riesgo de comernos la naturaleza a bocados por el de recibir un pelotazos en las partes nobles jugando a tenis o squash. Gracias a estos dos deportes descubrí dos cualidades más en mi larga lista de torpezas: tengo poca inteligencia táctica aunque sí mucha mala leche con las dejadas, y que la mayor baza contra mis amigos era agotarlos en partidos eternos.

De todas formas, como pasa en estos casos, hay una cosa que mata al deporte. Las novias. Ya sea tanto la tuya como sobre todo, las ajenas. Y llegaron. Siendo sincero, más que matarlo, todo el mundo empezo a preferir practicarlo a nivel indoor (mitorio). En esa modalidad no se ganan medallas, pero sí títulos, tanto para bien como para mal. Si eres plusmarquista puedes seguir jugando a dobles con la élite, si no consigues grandes marcas, te degradan a la modalidad individual y ahí olvídate de la gloria compartida. Pero bueno, esto ya es harina de otro costal.

Y es así acabó mi busqueda de un hueco en el mundo del deporte, si no contamos mi perreo ocasional en gimnasio cani al que estoy tristemente apuntado.

Por eso, estos días, siento una envidia sana de todos estos atletas que pelean entre ellos por el sueño de ser los mejores. Me gusta empaparme de ese ambiente que, a pesar de no cambiar la idiosincrasia de este mundo, si consigue que uno crea un poco más en la humanidad, en la competencia leal entre personas de toda raza y credo, y en una honorable lucha de condiciones y capacidades que te hace admirar y respetar al rival  por su valía. Todos forman parte de una gran familia y están imbuidos e inspirados por ese espíritu olímpico, lo que hace única a esta competición.

Quizás debido a mi respeto y admiración por todos ellos, estos días me desconecto del mundo e intento ver toda clase de competición deportiva. Siento mayor vinculación con todas aquellas que nunca pude hacer o practicar, sobretodo por los deportes minoritarios y que rara vez echan por la tele.

Es por ello que dedico este post a todos aquellos atletas que la gente jamás reconocerá  por la calle. A todos esos que se han dedicado a lo que les ha gustado sin tener en cuenta la dureza o la poca atención que puedan recibir por parte de los medios de comunicación por no ser deportes mediáticos. También va dedicado para aquellos y aquellas atletas que han demostrado humildad en todo lo que han hecho, que no han necesitado llamar la atención, que no han chuleado o vacilado cuando una cámara se ha parado frente a ellos ( a esto le llaman "tener carisma", qué irónico) ni se han creído superiores por tan solo correr más rápido que nadie. Y como no, va dedicado a aquellos que han conseguido llegar lejos consiguiendo conciliar una vida personal llena de visicitudes, sin poder disfrutar de una dedicación exclusiva por no tener las facilidades económicas o las ayudas que reciben atletas de otros países con más conciencia deportiva. Fátima Gálvez, estoy contigo.

Por todo ello, felicidades a todos, sois el reflejo del éxito, independientemente de lo lejos que hayáis llegado. Citius altius fortius. ¿Nadie necesita un portero, no?.


Frase del dia: "Hoy me apetece plato de pasta a la brisa marina aliñada con una coplilla a capela, pixilla". (Long Al Silver)
-Profesora de inglés at summer time, not forgotten, not surrender. ¿Tienes hueco en las clases? Necesito aprender la lección. ¡Ánimo Norah, esto se acaba!