lunes, 1 de enero de 2024

Capítulo 165: 15 horas

Han pasado 15 horas del año. Llevo pensando 15 horas sin parar. Cuando se toca fondo solo se puede pensar en por qué las cosas fueron así.

Voy ampliando la fotografía, mi mente trae detalles, hechos, palabras que precedieron al desmoronamiento de los pilares que sostenían mi estabilidad emocional, la fina cuerda (yo pensaba que era indestructible, inabarcable) que mantenía mi cordura y fe en el futuro. Pero no, no era una cuerda, era mi núcleo estructural, esa materia básica que sostenía el universo, todas la cosas. 

Hace años perdí a mi madre. Desde entonces nada ha salido bien. He deambulado sin rumbo, buscando proyectos y experiencias que dieran sentido a mi vida, hasta que empecé a ver la luz, una base solida que me diera fuerzas para volver a expandirme. Encontré un objetivo en mi vida, llegar a conseguir luchar contra mi edad y la convenciones sociales, entre miles de candidatos, no mejores que yo pero si más preparados, para lograr un proyecto de vida estable y “eterno”. Y acabé creyendo que era posible. Me abrí en canal, me sacrifiqué y lo di todo, cada día, a cada hora, en algo que en lo que creía. Ni vi pasar el tiempo, gane fondo, gané fuerza, un sueño al alcance de mi mano. Pero no.

Llevo pensando 15 horas de 15 horas. Y las millones que quedan, sí, no exagero, aunque no lo creas. Lo que hice bien, lo que hice mal, las señales, lo que estuve a punto de tener, porque me animaban, porque todo indicaba que era posible, incluso cuando era mentira. He perdido la última oportunidad de mi vida de tener precisamente algo que si he querido, no algo que simplemente apareciera.

Y ahora tengo pena y rencor. Pena por perderlo, rencor por hacerme creer que era posible. Mi lugar lo ocupa ya seguramente otro candidato, y dios cómo me jode, porque el puesto era para toda la vida.

Encima el cortisol, la hormona del estres, me ha invadido completamente. Siento nauseas y ansiedad, no tengo hambre ni sueño, solo un vacío que unicamente se llena de pensar en por qué, por qué y por qué. Dicen que con el tiempo se pasa, pero es que no se va a pasar. Se cómo soy, sé lo que quiero y por extraño que parezca, siempre, lo que una vez quise, nunca dejé de quererlo. 

No me has hecho un favor, no te has portado bien, no me lo merecía, destino. Sal de mi cabeza o se parte de ella.

(Editado) Me acabo de mirar al espejo, ¿y si tenía razón?

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