lunes, 8 de enero de 2024

Capítulo 172: La Rutina

Todo el mundo vuelve al cole, de nuevo a las andadas. Volver como niño o como adulto, con más ilusión que nunca o arrastrándote como un alma en pena, todo depende lo que te hayan traído los Reyes Magos este año. 

Mi rutina me da pavor. Llegué con lo justo a final de año y he empezado 2024 con una mano delante y una detrás. Nada, sentado en mi agujero, pensando cómo seguir adelante.

La clavícula se hizo añicos  a la vez que lo hacía mi sueño laboral. El corazón se quedó en la sala de operaciones cuándo decidí por fin abrirlo, los proyectos en mi mente son como las burbujas de agua que se crean en los charcos cuando llueve. No tengo nada, solo celos y nostalgia.

Después de una semana que ha sido como hacer una plancha de codos infinita, en la que casi siempre he estado acompañado, vuelvo a mi punto cero del desamparo. Es terrorífico volver al lugar donde la felicidad tuvo su origen y se extendió tantos años y ahora estar solo yo y mis pensamientos, es una tortura. Encima es como si se me hubieran secado las ideas y tan siquiera tengo lucidez para escribir, un lugar maldito. 

No he dejado de pensar en ese cole, en al llegar ver todas esas caras conocidas sonriéndote, ilusionadas por contar cosas. El pensar las 8 horas que te quedan allí, al margen de pensamientos, distracciones, cosas que dejaste atrás antes de acabar el año. Más gasolina para su olvido, más leña para mi fuego.

Enviar mensajes furtivos entre tus ratos de libertad para explicar como ha sido la vuelta, pero a menos gente, solo a la que realmente deseas ver su respuesta. Y yo aquí, embobado mirando una pantalla demasiado blanca, sabiendo que estoy perdiendo el tiempo y la dignidad porque empiezo a rendirme a la dura realidad que estoy tardando en asumir. 

Hoy tuve que explicar mi vuelta a la persona que menos me ha entendido nunca. En realidad fui yo el que escuchó todos sus problemas, porque hay gente que hemos nacido para ser los escuchadores y no los escuchados. Mientras intentaba hacerle entrar en razón que en la vida hay que ponerse en la piel de los demas, saber que te están pidiendo, me respondí a mi mismo. 

"Tú no sabes si es así contigo porque la vida no le permite ser de otra manera. Igual sus obligaciones diarias le están quitando todo el tiempo que tiene para su hija, su trabajo le ahoga, luego tiene extra escolares, llega reventada a última hora, apenas la ha visto y lo único que desea es un rato pequeño con ella y no tiene tiempo para nada más. Si tú, la otra, el otro, yo y todos le presionamos exigiendo tiempo, un día se cansará de tanta presión y lo mandará todo a la mierda, y solo mirará por lo que ella desee. Si no sabes valorar que su vida no es como tú crees, porque te piensas que tú tienes todo el tiempo del mundo y ella debería hacer más, un día le importarás un bledo y te sacará de su vida y su corazón y entonces ya nunca más podrás entrar ni hacer nada por recuperar su cariño o su amor". 

Y me dí cuenta de mi error.  O no. A veces es necesario ponerse en la piel de los demás, y al ponerte descubres que igual no era tan ilógico lo que sucedía. Pero en otras te das cuenta que lo que te daban antes te lo daban sin esfuerzo, incluso sin pedirlo y ahora, simplemente no es que no lo tengan, es que ya no es para ti. 

No tengo planes de futuro a corto plazo, tengo que valorar todas las opciones para no cometer un error por tomar una decisión por una motivación equivocada o condicionada, pero si una semana se me ha convertido en una eternidad, ahora que tengo 24 horas al día para pensar, mi inconsciente vive instalado en su recuerdo y encima, no solo ya soy agua pasada sino que vuelve la rutina con la que fue fácil anularme aún estando, lo que pareció duro se volverá locura. 

Incluso sabiendo lo que debo hacer, no puedo. Se ha convertido en un mito, camino tras sus pasos como si fuera su sombra, incluso cuando no hay sol para crearla. No estoy aquí, estoy constantemente allí, entre críos llorando, la ilusión de su nuevo amanecer, las ganas de mirar el móvil y una mente que ya no canta en clave de al. Buf.

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