jueves, 1 de febrero de 2024

Capítulo 193: Un mes 31 días

Doctora: Buenos días, ¿qué tal se encuentra?     

Yo: Buenos días doctora, me encuentro igual o peor que hace un mes.

Doctora: Vaya, ¿y eso?. ¿Se ha tomado todo lo que le receté?

Yo: Sí, doctora, como usted me dijo. Una al día desde principios de enero. 

Doctora: ¿Eltempo Locuratodoil?

Yo: Exacto. Y no me ha hecho ningún efecto, sigo con las mismas molestias y me siento igual de chafado. 

Doctora: Pues no lo entiendo. Es una medicación que por regla general siempre funciona en estos casos. A ver, no es que yo lo haya recetado alguna vez pero mis colegas dicen que es la mejor solución cuando se tienen estos problemas.

Yo: Ya, bueno, yo ya le dije que estaba seguro que conmigo no iba a funcionar, no me ha funcionado en otras ocasiones y sabía que esta no iba a ser la excepción porque esta vez lo he cogido con mucha fuerza. Entonces, ¿qué me recomienda ahora?

Doctora: La verdad es que no lo sé. Nunca me había encontrado un caso así. Yo le recomendaría que se tomara lo mismo un par de meses más a ver si...

Yo: ¿Haber si qué?. ¿No le estoy diciendo que voy a peor, que me cuesta dormir, que tengo la cabeza siempre en otro sitio? Le he escrito por la aplicación infinidad de veces y no me ha respondido y yo no puedo seguir así, necesito que se implique más en mi problema.

Doctora: Yo le entiendo, y lo siento mucho pero tengo más pacientes requieren actualmente de mi atención absoluta. Su caso es más grave de lo que me pensaba y se me escapa un poco de las manos. 

Yo: ¿Perdón?. Pero si yo ya se lo avisé. Llevaba muchos meses diciéndole que notaba una serie síntomas que no me gustaban nada y cada vez que le preguntaba usted me respondía que todo estaba bien. Le rogué atención para poder prevenir que la enfermedad se extendiera y se volviera incontrolable y usted insistió en que eran cosas mías, a pesar de que no respondía a mis mensajes y apenas me llamó una vez. ¿Y ahora me dice que no puede hacer nada más por mí y me receta más de lo mismo una y otra vez ?.

Doctora: A ver, usted puede opinar lo que quiera, pero yo ya le dije lo que había. Usted ya tiene una cierta edad, hay una serie de circunstancias que agravan el problema. Ciertos comportamientos no me gustaron nada y bueno, al final tuve que tomar una determinación. No puedo estar dedicándome a usted toda la vida, sabía desde el principio que lo suyo no tenía futuro. 

Yo: Dios, ¿ y por qué no me avisó cuando aún podía cambiar de vida y de costumbres? He sido un paciente muy paciente, confié en su tratamiento a pesar de no creer necesarias todas su exigencias: me tragué todas las pastillas que me recetó, cambié de hábitos y dejé de visitar a otros especialistas de los que usted recelaba hasta que finalmente acabé completamente en sus manos. No ha sido profesional, me siento engañado.  

Doctora: Sí, comprendo su enfado pero sabe que esta relación paciente-doctor es atípica. Sabe perfectamente que sigo formándome y me han interesado otros campos desde hace tiempo, aunque le agradezco infinitamente que confiara en mis métodos, gracias a usted he hecho grandes avances en mi carrera y le voy a estar siempre muy agradecida. Pero como usted bien sabe, mi vocación siempre ha sido la de Médico de Familia y estoy pensando en especializarme en pediatría, así que lamento que nuestra relación profesional acabe aquí. De todas formas, a pesar que deje de ser mi paciente, siempre puede consultarme en lo referente a lo que sea que con sumo gusto seguiré por aquí para atenderle puntualmente. 

Yo: ¿Y ya está?, ¿así, sin más?. ¿Me larga sin anestesia después de tanto tiempo de exitosos avances científicos y un diagnóstico vital tan favorable?. ¿Me está diciendo que he sido su conejillo de indias, que su intención nunca fue darme la mejor de las vidas, que a pesar de dejarme viviseccionar, abrirme en canal, experimentar conmigo y poner toda mi vida en sus manos, ahora me echa de su consulta como quien se deshace del ratón A en un ensayo clínico que ha salido mal?. Pensaba que su profesión estaba regida por un juramente hipocrático, jamás pensé que fuera a romperlo cuando más necesitaba de su ayuda.

Doctora: Lo siento, pero nunca hubiera sido un buen momento. Lamento no poder seguir atendiéndole, pero un nuevo paciente requiere de mi atención y su pronóstico es más favorable que el suyo para llegar a buen puerto. Espero que tenga mucha suerte en la vida, me quedaré con lo mejor del proceso. Muchas gracias por todo. Buenos días. Siguiente.

Yo: Pero... 

 

PD: Imagino que el destino es caprichoso y retorcido. Según acababa este post un familiar se ha puesto bastante enfermo y nos vamos de urgencias. Premios nunca, pero al parecer cuando uno frivoliza cae todo el peso del karma sobre él. Dos corazones parados, vaya familia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario