lunes, 5 de febrero de 2024

Capítulo 196: Carnaval- Lunes: Disfraz de mala persona

Empieza la semana de Carnaval en los colegios. Cada día una temática. Este año no me van a explicar de que van a ir y me voy a perder fotos a coleccionar como oro en paño, pero copiaré esta tradición y me voy a disfrazar todos los días de lo que más me pegue. 

Hoy lunes el disfraz más idóneo es el de mala persona, que engloba un millón de cosas que soy a la vez.

Mal hijo: Solo me ha hecho falta el apellido y ya lo he clavado. Irrespetuoso, faltón, respondón, egoísta, vago, perro, y así unas 30 páginas de la RAE. Nunca son suficientes visitas, nunca son suficientes llamadas, ni la razón ni la lógica están de mi parte. Soy el perfecto mal hijo, un don natural que fluye por mis venas de fracasado. Me queda tan bien que podría dudarse si no es este mi atuendo habitual y el de buen hijo es realmente el disfraz.

Mala pareja: Una sonrisa, pantalones rotos del uso y tres nubes de colonia. Conversaciones mediocres y altaneras, generalmente aburridas y resabidas. Genero monotonía, no se darme cuenta cuando algo ha dejado de ser divertido o molesta, no se llevar las riendas, mi “entertain me” no es constante ni creativo. No se darme cuenta cuando algo no va bien aunque parezca que todo va bien, mi disfraz no sabe leer entre líneas ni sabe leer la mente. Dejar mensajes escondidos, notas afectivas, dar apoyo moral y estar siempre ahí, expresar de forma natural lo que siento, disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, intentar crear paz, seguridad y futuro no es lo mío. Predecible, lo que hacen los otros es mejor. Mis limitaciones jamás son compensadas con mis virtudes. Darlo todo no es suficiente, aquel otro va mejor disfrazado mejor que tú. Te queda fatal, ahí te quedas.

Mentiroso: Me sombreé la nariz para que no pareciera tan grande. Este disfraz va bajo la piel, y al contarlo hoy más que llevarlo parece que me lo esté quitando. He mentido, miento y mentiré, o no tendría hueco en esta sociedad. Mentir es un acto de supervivencia, o mientes mejor y más fuerte que el otro o no duras ni un suspiro en la carrera. Como decía Luz Casal: tú juegas a engañarme, yo juego a que te creas que me te creo. Este disfraz ha sido el mejor airbag y la mejor armadura que he tenido, ha minimizado daños desde el día que descubrí que se miente para conseguir cosas, no para no hacer daño a los demás.  Mentirme a mí mismo ha sido lo más desleal que he hecho en la vida, mentir a gente que he querido, a pesar que resulte cínico, ha supuesto que crecieran como personas, mentir al resto apenas ha pasado porque me ha importado poco lo que pensaran de mí. Si contara la verdad creo que mi disfraz de mala persona rozaría la perfección, porque las verdades que he callado no quieren ser escuchadas.

Mal ser humano: Me he puesto una apariencia de persona del montón y gafas de “ese no ha roto un plato en su vida”. Pero alargo las duchas, disfruto del “schadenfreude”, soy celoso, ni perdono ni olvido, soy inconstante, soy felón, estoy decepcionado con ciertas amistades, soy un crédulo, guardo demasiados secretos y he empezado a querer disfrutar de la vida por mucho que vaya en dirección prohibida. Me han quitado muchos puntos por ir por el carril de la derecha a 80, va siendo hora de adelantar por la izquierda.

Me he mirado al espejo probándome gafas nuevas y solo veo una sombra de quien quisiera ser. Estamos en Carnaval, es decir, “quitarse la carne”, una época en casi todo esta permitido. A mí no me hace falta máscara para resguardar mi reputación, así que, como pagano que soy, voy a conseguir lo que deseo aunque sea con engaños. Como buena persona no conseguí nada, como mala que soy voy a ser lo peor y voy a ir a por lo peor. 

Espera, pero si ya lo te…

Pues eso… ni yo me lo creo, just kidding…


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