martes, 6 de febrero de 2024

Capítulo 197: Carnaval-Martes: Disfraz reversible

Siempre que miro la señal me paro. Es un stop, un dirección prohibida, un prohibido aparcar. Se me han llevado el coche y las ganas.

Hoy me voy a disfrazar de Ok. Un Ok de domingo por la mañana, tras un par de buenas noches, de varios días sin siquiera pensar cómo estará.

El disfraz me lo han hecho rápido, sin perder mucho tiempo y con lo primero que había a mano. Básicamente como cuando toca un martes de disfraz elegante para los niños y lo mandas para el cole con una corbata de su padre mal anudada al cuello.

El Ok es sobrio, impersonal, como si fuera un disfraz de grano de arena en una playa. Me viene a mí como le vendría a otro, hecho así para no destacar. Está fabricado con la tela justa y no abriga nada, que siendo inicios de Febrero no es la mejor época para ello. Era el disfraz más barato de la tienda, no había nada de peor calidad pero servía para salir del aprieto, responder la pregunta ¿qué tienes para mí? sin ganas responder.

Yo esperaba algo más bonito, algo que pudiera lucir con orgullo, tras tantos años ayudando a que el otro disfraz diera el pego y nadie la reconociera. Pero no, este año lo importante son los carnavales italianos, famosos por su elegancia y lo espectacular de sus máscaras, lucidas con arte y misterio para nunca revelar la verdadera identidad de quien se oculta, para desaparecer entre las sombras.

Me he visto. Estoy mal y lo sabes, ¿no?. Ok.

Definitivamente no ha sentado bien. No es tan horrible como pensaba pero con las horas el disfraz se vuelve reversible. Estas dos putas letras, que representan tan poco, ni siquiera se acercan a su significado real. Explican que OK significaba que durante un enfrentamiento, probablemente en la Guerra Civil de Estados Unidos, si no había habido bajas en ambos bandos, se escribía en una pizarra “0 Killed” (cero muertos) y de ahí podía venir dicha expresión. En este caso sí hay un muerto, pero por dentro.

Ok, el disfraz de Halloween que más miedo me dio durante años, es ahora el que me tengo que poner. Hiela la sangre, aturde los sentidos, borra de un plumazo cualquier mirada atrás que haga reconocible la existencia de todo aquello, del sastre que diseñó lo que hoy debo llevar puesto. 

Es reversible, antes era un cruel ok, ahora es un ko.

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