jueves, 25 de enero de 2024

Capítulo 186: Encontrar la paz

"Un hombre se asienta donde encuentra la paz. No el dinero, no la belleza, no el estatus, sino la paz."

A veces es tan fácil como saberlo, tan difícil como encontrarlo. Imagino que no es una cuestión de búsquedas, la juventud y la inexperiencia nos hace cometer muchos errores al habernos inculcado una serie de conocimientos y doctrinas que no siempre son las correctas. 

Anhelamos un concepto de vida que posiblemente esté demasiado edulcorado y la verdadera esencia siempre está escondida bajo capas y capas de apariencia social, de modales, de arquetipos de conducta colectiva y patrones emocionales. Necesitamos encontrar lo que a otros les funciona, lo que otros lucen, intentando no alejarte de lo globalmente aceptado. Encajar, que te acepten por ser y actuar como uno más de ellos. Si eres como todos es que eres feliz.

¿Pero que  pasa si tu paz no se haya de una forma tan estandarizada?, ¿qué sucede si tu camino se sale de la senda de lo políticamente correcto?. En muchas ocasiones vemos con los ojos pero no reflexionamos ni entendemos lo que hemos visto.

La vida es capricho, es albedrío, no hay dos historias iguales. Cuando somos jóvenes buscamos tenerlo todo, tendemos a tener una idea de lo queremos y cómo conseguirlo, planeamos todos los acontecimientos como si nuestro camino fuera un axioma irrefutable. Creemos que hay tiempo para cambiar de plan tantas veces como haga falta, que los trenes pasan cada día y que nada es imposible. Queremos el éxito, valoramos la belleza por encima de todas las cosas, construimos nuestros principios sobre la base de que quién más tiene, más vale. Pero no todos saben buscar la paz

El concepto de paz imagino que cada uno le dará un significado propio, pero a modo general, esa paz es estar en armonía consigo mismo. Para mí la paz es tener aquello que no me haga necesitar buscar ni anhelar lo que tengan los demás. 

Encontrar la paz, al final, es un ejercicio de madurez pero básicamente de fortuna. No todo el mundo es consciente de cuando eso ocurre. Como es algo tan aleatorio, el dar con quién te da la paz o lo que te da la paz puede pasarte en cualquier momento o nunca. 

Muchas personas encuentran ese uno entre un millón, pero como llega demasiado pronto piensan que en la vida todo va ser así y siguen buscando, sin saber lo afortunados que fueron y sin darse cuenta que posiblemente no volverán a encontrar algo igual. Miramos en nuestro entorno a esa gente que ha construido ya su vida pero no valoramos los estereotipos, barreras y tabús que debieron derribar para llegar a este punto. Envidio a aquellos que cuando encontraron su ElDorado supieron que habían empezado "el resto de su vida" y no lo dejarán escapar. Hay que mirar muy bien para diferenciarlos de todos aquellos que siguieron ese camino por mimetismo y que realmente solo son apariencia, que asentarse solo fue un mecanismo al que estaban obligados porque la vida lo marca así y en ese momento.

Yo he sabido cuando tocaba asentarse. He esperado mucho, me he equivocado más, pero siempre he sabido que cuando llegara el momento lo sabría. Y es muy fácil verlo. Yo no necesité dinero, nunca me llamaron las casas hechas a medida, las bodas y viajes caros, los coches de diseño, las colecciones de caprichos, igual he preferido un solar en el culo del mundo que se cayera a trozos y convertirlo en mi hogar con mis propias manos. Nunca he buscado la belleza, he dejado que instinto animal guiara mi camino y descubriera a la persona. He sabido encontrar lo que me hace desbocar el corazón tanto la primera vez como la última, se nota, porque no te cansas nunca de mirar, podrías estar toda la vida. Y el estatus me ha parecido siempre el caramelo del tonto, una necesidad imperiosa de sentir reconocimiento de todo el mundo cuando lo único necesario es sentirte bien con tus logros y tener al lado alguien que los disfrute igual y te diga: "Muy bien, lo has conseguido, estoy orgullosa de ti".

Un consejo: luchad a muerte contra lo instaurado, que nadie os diga que lo que da vuestra paz está mal, ninguna circunstancia (sexo, edad, belleza, estatus social, etc...) está por encima de encontrar vuestro lugar en el mundo, nadie sabe mejor que vosotros que es sentirse único y especial en manos de la persona correcta. Cuando las horas se pasen como minutos, cuando estar sentado en una mesa es igual de bueno que dar la vuelta al mundo, cuando tras un día entero con ella, el infinitésimo de todos ellos, al acabarse solo estés deseando volver a estar a su lado al día siguiente. Cuando llegue ese punto, no busquéis más, la habéis encontrado. Es mejor estar 25 años con la persona correcta que dos vidas con quien simplemente cumple los requisitos básicos establecidos. No jugársela tiene un alto precio, ser la sombra de lo que pudiste ser. 

He tardado mucho en saber cuándo asentarme pero ha sido muy fácil darme cuenta cuando ha llegado el momento. Encontré la paz. Tan cerca. Casi...

 

   

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