viernes, 17 de mayo de 2024

Capítulo 218: Victus Barcelona 2024

Creo que os aburro. Me he sentado a escribir por la necesidad de siempre: no estar en silencio y no escuchar a mi cabeza cuando simplemente me dejo llevar. Es una ocupación obligada. Debo buscar más. Tengo planes a meses vista, pero en mi mundo el tiempo pasa muy muy despacio. Me acuesto a la hora que me iba siempre pero ahora me despierto a la hora que te sueles despertar tú. Dormir 5 horas es un lujo para mí, ya no existe la siesta nunca más. 

Soy un pájaro agorero, negro como un cuervo en mitad de la noche que grazna y trae malas noticias. Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Operaron a Merche y no ha ido como todos hubiéramos querido. 24 horas vitales, una espera para confirmar algo que casi se da, por desgracia, por seguro, y a rezar por que no queden secuelas y sí soluciones.

Hay luchas que son desiguales. A veces nos sentamos en la mesa y jugamos con las cartas marcadas; es imposible poder ganar porque todo, circunstancias, destino y poder están en manos del contrario. Cuando no se lucha en igualdad de condiciones no es una pelea digna, es una masacre, una farsa. Que las cosas no dependan de ti, que te toque ser valiente y poner toda la carne en el asador cuando ya es demasiado tarde, porque la suerte está echada y la otra parte ya tiene todas las bazas a su disposición y ya ha movido pieza, es como aletear freneticamente cuando caes al vacío. 

Hoy me intentaron explicar que en estos casos hay que saber asumir la derrota, hay que dejar de luchar vacuamente, como quien intenta parar las olas del mar con las manos, y pasar página. ¿Cómo se puede asumir una derrota cuando lo que pierdes es la vida?. Mi madre, tantas personas que he conocido que hicieron lo imposible por no rendirse. Claudicar no era una opción. Pero cuando sale cruz, sale cruz: ni las ganas, ni el deseo, ni hacerlo por gente a quien no puedes abandonar consigue cambiar las cosas. 

Por eso es tan importante saber cuándo hay que luchar y por qué luchar. Siempre existe un punto en el que estamos a tiempo de hacer algo. Que no os quiten nunca ese derecho y que no os engañen porque, para cuando finalmente descubres el juego de tu oponente, ya no hay nada que hacer o el juego se ha acabado.

Dios quiera, y apelo a Dios porque cuando no quedan respuestas la mística está como nuestro gran último recurso, que Merche salga de esta y salga como merece salir. Espero que el pesimismo que me invade hace tiempo ( yo siempre he dicho que no soy pesimista, solo que tengo un don para ver claro cuando las cosas pueden ser y cuando no) esta vez solo sea un fallo de cálculo. Confío en los doctores, confío en la providencia, en que la voluntad puede mover montañas, aunque sea solo en estos casos. Con Gloria salió cara, a esa victoria me agarro como si fuera un niño de teta. 

Yo he perdido. Pocas veces se habla del desconsuelo del derrotado, de dónde va, de cómo asume la perdida y sus consecuencias, de su duelo, de su futuro inmediato, de las heridas tanto físicas y morales que atormentarán sus pensamientos durante tanto tiempo. Estoy leyendo "Victus: Barcelona 1714" y hablan un poco de todo esto, del trauma de tener que convivir el resto de tu vida con la derrota. Simplemente uno se queda con la terrible sensación de no haber podido hacer más y se maldice por ello eternamente.  

La clave es que el vencedor nunca tiene remordimientos y la indolencia hacia el perdedor acrecienta esa sensación de pesar. El olvido es la mayor humillación del derrotado.

Siempre he creído en las películas, en las historias de los demás, en la gente que ha tenido una segunda oportunidad y la han aprovechado. ¿Por qué a mí nunca se me ha concedido?. Esta vez, esta sí, realmente la quería.

 

jueves, 16 de mayo de 2024

Capítulo 217: Buena suerte, ángel

Hoy, en lugar de revolcarme en mi propio sufrimiento y escribir sobre cosas que me gustarían que fueran pero que nunca serán, voy a bajar al barro para acercarme a la verdadera dura realidad.

Se llama Merche y, aunque no la conozco mucho, si lo suficiente para decir que hay personas en la vida que no se merecen su destino. Posiblemente ella es la que menos se merece lo que le está pasando. Merche es una gran amiga de mi hermana, y por lo que se, es de esas personas incondicionales que siempre están a tu lado, pase lo que pase, vivan lo que vivan. Es una persona discreta, de apariencia humilde, de esas que pueden pasar por la vida sin que nadie se fije en ellas, pero de una bondad y con un corazón que destaca sobre todos nosotros. 

Como ya digo no la conozco mucho, pero sí mi hermana, y por lo que me ha contado me basta y me sobra para poder poner la mano en el fuego por ella. Siempre la ha cuidado mucho, siempre ha estado a su lado, en lo bueno y sobretodo en lo malo. Ella y David, una pareja no pareja de lo más peculiar, son como sus ángeles protectores, dos fieles amigos que la han visto crecer y que han hecho de Bea también su proyecto vital. 

Incluso, sabiendo que mi sobrina no podía tener animales en casa, hizo de Puka, su perro, el perro de la pequeña pelirroja. Siempre tan generosa. No sé mucho de su vida pero sí se que no se merece lo que le ha deparado el azar. 

Mi mala suerte es congénita, como si tuviera un imán para las malas elecciones y para que salga cruz en las monedas al aire, pero la suya va más allá de lo racional. Por privacidad no voy entrar en muchos detalles, pero no le ha salido nada bien en la vida: ha tenido que llevar a los hombros los problemas de una familia con mala salud y mala estrella, hasta el punto de tener que abandonar su propio camino para mantener recto el de los demás. Murió su perro hace unas semanas y creo que tampoco ha tenido suerte en el amor y ahora tampoco con la salud. Pienso que lo único bueno que le ha dado la vida ha sido la amistad de mi hermana y una fortaleza y un altruismo inquebrantable ante los embates de su día a día. 

Mañana le operan de un tumor en la cabeza, maligno. Una operación en vivo, despierta, muy complicada y con unas expectativas de éxito no muy altas. Y en lo único que piensa es en qué pasara con su familia si no sale de está o si no sale del todo bien, en quién los mantendrá y cuidará. Hay que ser muy generosa para pensar algo así en su situación. 

No sé que estará pasando por su cabeza ahora, en estas horas previas a la operación. Quiero pensar que sentirá miedo, ansiedad o pena por si cuando todo acabe ya no es la misma que era. Me recuerda a ese ser tan querido, afrontando una batalla muy difícil y de final incierto, y sus ganas de estar desconectada del mundo, durmiendo o con morfina hasta los orejas, para no pensar tanto y evadir su realidad.

Yo sigo con la agonía de estos días atrás, quizás más fuerte e intensa al haber oído lo que ya sabía pero no he podido/querido aceptar, y en cierto modo me siento culpable de estar sufriendo esta horrible ansiedad cuando mi problema es tan ridículo al lado de su guerra. 

Solo quiero desearle mucha suerte. Si algo he descubierto en esta vida es que soy como un generador o potenciador de fortuna para las personas que he tenido a mi lado. La gente a la que he "tocado", de repente, han sufrido una oleada de cosas buenas y de disparos entre un millón que asombrarían a conocidos y extraños. Espero, de corazón, que esa suerte que me es tan esquiva y que transmito de forma tan intensa esté mañana con ella. No pude hacer nada por mi madre, espero que sí por ella, aunque sea en la distancia y desde el pensamiento. 

Mañana, cuando estés tumbada en la camilla y todo empiece, canta, no dejes de cantar, piensa en los tuyos, en los que te quieren y en los que te apoyan, en que la vida, a pesar de ser tan cruel y que no exista la justicia divina, siempre pude pasar lo inesperado y cambiar todo de repente. A mí es lo único que me mantiene cuerdo, la esperanza, que mañana despierte y vea que nosotros lo valemos.  

Merche, ánimo, estoy contigo y te tengo en la cabeza. Piensa que, pase lo que pase, los incondicionales estarán siempre a tu lado porque es lo que hacen los amigos de verdad. Mucha suerte. Te la mereces, ya va tocando. 

 

 


martes, 14 de mayo de 2024

Capítulo 216: A tumba abierta


Estoy perdiendo la cordura por un descenso absurdo a los infiernos de la nada. Toda la interiorización exhaustiva y férrea sacrificada por un imposible de precio demasiado elevado. La flaqueza del bolchevique hecha carne.

Tenía que estallar, tanto autocontrol, tanta espera, tanto apostando al verde esperanza en una ruleta amañada de mayoría roja y negra, era inevitable. Se acabó el juego, señores.

Hoy ha sido el día de enfrentarse a la única realidad existente, la del sentido común y la de la dura pared. Me lancé a tumba abierta y me hice escuchar. Nada nuevo bajo el sol, nadie quiso edulcorar algo amargo como un último trago de orgullo.

Realidades como losas han construido el mausoleo que encerrará, para siempre, todo resquicio de optimismo y fe. Hoy, cada voz ha cantado la misma canción triste de trompeta, con las mismas notas, los mismos acordes, un blues, un requiem a coro y a capela, sin artificios que camuflaran su verdadera esencia. He oído lo mismo repetido, lo que ya sabía, de formas distintas, medios distintos. Nadie ha desafinado, nadie ha visto lo que yo esperaba ver. Ce fini.

Ahora, ayer, hace mucho. Tenía un ebook y no escuché como pasaba la página. Ni en playas tranquilas a media tarde, donde solo se escuchaba el viento, leyendo en silencio, pude deducir que el libro que yo creí entender en realidad tenía un final desgarrador. Curiosamente fue el mismo momento en que descubrí qué era lo que quería para el resto de mi vida: el silencio en comunión, nadie más en el universo. Pero ni con tanto silenció me di cuenta a lo que sonaba aquella historia, no pude ver que, aunque en mis manos, ya no era mía.

Me han dicho que siga adelante, que no intente entender como he llegado a este punto. Todas la decisiones de estos últimos años me han marcado. Me han cuestionado que supiera cuál era mi realidad, lo que me traía entre manos. Ni yo lo sé ahora, ya dudo de cosas que en su momento no admitían ni la más mínima discursión. ¿He sabido querer?,¿me han querido?,¿he sabido encontrar mi lugar y mi camino?. Pensaba que era listo, que no iba a cometer errores de juventud, pero mi incondicionalidad me la ha vuelto a jugar. 

Estoy cansado de que digan que tengo tiempo para rehacerlo todo, que olvide tanto fracaso y sufrimiento. Pero nadie cura el dolor de saber que la edad ha sido la culpa. ¿Pero qué coño?. La edad ha sido el temor para ellos, no para mí. Nadie es una edad, es un estado de ánimo, un cuerpo cuidado, un corazón sano para superar pruebas de resistencia, agilidad y fuerza, un corazón más que sobrado para querer y quererlo todo más allá de todo entendimiento. La edad estaba en otras cabezas y demostré que no todos eramos iguales y que no era ningún impedimento: la clave es y siempre serán las ganas. Sin un número en el dni nadie hubiera dudado jamás de la elección, pero pesaba más pensar en un futuro incierto basado en suposiciones y temores por el qué dirán que una verdad objetiva, factible y demostrable. Mi padre: eres demasiado viejo para ese trabajo, la gente: eres demasiado viejo para las cosas que te gustan, las personas que no saben querer: eres demasiado viejo ser eterno. 

Como ya dije una vez, recuerdo a aquel actor que dijo: enamorarse de algo, una profesión o de un persona es muy difícil, porque no vas a encontrarlas muchas veces en la vida. A mí me han hecho creer que eso es una tontería, nadie creyó que pudiera ser tan buen padre como guardián, que todo hubiera aparecido justo entonces y de esa manera como un hecho extraordinario. Lo inaudito fue visto simplemente como una cotidiana opción más.

Me enfrenté a mi padre, me “enfrenté” a dos personas que me conocen bien y una desconocida que solo supo darme ánimos maternales. Se lo agradezco a las tres. Nadie consiguió quitarme el dolor, solo hacerme ver que el pasado no va a volver, que preguntarme por qué no iba a aliviar mi carga. Pero necesito verlo con mis propios ojos, ahora si necesito que cada palo aguante su vela, aunque sea pegarme un tiro en el pie, porque la angustia y el dolor que siento ahora no se van a ir ni mañana ni pasado, ni el otro, ni el otro, y ya he alcanzado mi umbral máximo de sufrimiento como para que me venga de aquí.

Mi dolor está causando dolor a mis seres queridos y estoy en un bucle tan profundo y perverso que hará que todo acabe mal. Pero por Dios que no puedo evitarlo. El cómo se ha ido todo a la mierda ha sido tan cruel e injusto que es superior a mis fuerzas. Tengo que levantar las cartas, tengo que desenmascarar al tahur, tengo que arriesgarme aunque eso no haga volver nada y haya solo una respuesta flemática (es imposible que me equivocara tanto, ¿no?).

Sigo deseando lo mismo de siempre, por increíble que parezca. Empiezo escribiendo una cosa y acabo con lo contrario. Dicen que soy muy negativo pero no puedo controlar lo que mi mente, alma y corazón desea. Al final siempre acaba sobreviviendo dentro de mí una pequeña esperanza y un optimismo artificioso que me nubla y enajena, pero que me da fuerzas para aguantar un día más esperando el milagro.

Voy a tumba abierta porque, aunque tengo mucho que perder, algo dentro de mí cree que con todo lo que he dado, todo lo que me he esforzado y todo lo que soy y todavía puedo dar, es imposible que haya alguien que pueda hacerlo mejor de lo que yo soy capaz, o en su lugar, que haya alguien que renuncie de forma cabal a algo,como dice Kpru, tan incondicional. Me lo merezco joder, por una vez en la vida me merezco tener lo que deseo y poder ser completamente feliz. ¿Cuántas veces necesitas que luche por ello... destino?.

 

Pd: En la frase del día de ayer. Quiero creer en las casualidades. Y tú no digas nada, acéptalo, joder. 

(Editado: releyendo una y otra vez toda esta basura estéril he descubierto la realidad final: es demasiado tarde, siempre ha sido demasiado tarde. Es imposible que cambie nada ya porque en este tiempo atrás no solo se dejó morir la planta de siempre por falta de riego y cuidados, sino que a su vez el jardinero apostó todo por nueva semilla que crecía a costa de las hojas muertas de la otra, de su agua y de su atención. Se aburrió de una mientras se encandilaba de los nuevos tallos de la otra, verdes y vírgenes para él. Nunca volverá a renacer aquella planta porque ya solo hay ojos y deseos para lo único que existe. Que forma más cruel de morir todo. Tenían razón los rizos. Esta todo perdido, para siempre.

domingo, 12 de mayo de 2024

Capítulo 215: Así no

Es 29 de diciembre, es volver a morir. En la posada del dolor, cuando crees que ya has tocado fondo, siempre hay un piso más bajo tus pies para que no olvides que siempre puede ir a peor.

No tengo ganas de sonar bien, ni de escribir por gustarme, solo quiero llorar, ser directo.

Mis temores se cumplieron. Más allá de un puñal frio había algo más doloroso: el ser ya como ese compañero del trabajo al que decides ponerle lo clásico para salirte del marrón. Como cuando felicitas a un conocido por compromiso pero pones muchos símbolos de exclamación para que se note cierta efusividad. Un paso más en convertirme en un absoluto don nadie. Soy una postal de supermercado genérica.

Y me duele como si todo volviera a empezar: han desaparecido mis ganas de comer, dormir y seguir adelante. Estoy en estado de shock, solo sintiendo un dolor para cual no hay remedio.

El paso más: bloqueado donde todavía se podía ver su última imagen presente. Nunca había tenido el valor de mirar en este tiempo (me duele tanto su rostro) y hoy lo constaté: yo lo grabo a fuego y a mí me borraran de todas partes. La puñalada de Bruto a un Cesar moribundo, la que duele de verdad cuando ya estás en el suelo agonizando, la que te demuestra que no eres nadie cuando para ti lo era todo, la cara de no creerte que fuera él.

No os deseo esto, a nadie, esto es la locura, es el sentirse inexistente. Tiemblo, noto como todo se para, se ralentiza. No es prosa, es una puta realidad. Solo siento la bilis y el vacío corriendo garganta abajo. Hoy no me callaría, hoy quiero saber por qué merezco este trato tan cruel e inhumano, lo deseo,  lo necesito. ¿Tanto pude equivocarme con esta persona?, ¿tan ciego estaba?, ¿tan variable, manipuladora e indolente era?. No logro entender como todo lo que se dijo fuera mentira, como alguien puede pasar del deseo insano y obsesivo a la indiferencia absoluta de quien pisa una hormiga al pasear por un parque. ¡Hubiera dado mi puta vida por ella sin pestañear!

Necesito respuestas, que alguien me diga por qué soy tan tonto, tan iluso, tan poco querible, tan olvidable y vulgar como para no sentir ni lo más mínimo al traicionarme, y dejarme tirado y medio muerto sin sentirse culpable.

Hoy merecía algo más, merecía madurez, empatía, que sintiera una mínima lástima por mí, joder, algo que curara un poco mis heridas,¡algo! 

Ocultarme lo que ya sé, ¿para qué?, ¿para que no sufra? No, porque te ha importado poco que lo hiciera durante 9 meses. Lo ocultas para que no pueda decirte lo que ya sabes: que jugaste conmigo, me engañaste y que no pueda decirte lo que ya sabes que eres. No lo haces por mí, es por ti. Jamás pensé que alguien que pudiera mirarme a los ojos como tú lo hiciste no sintiera nada y solo lo hiciera para usarme como su conejillo de indias y pasara el tiempo hasta que decidieras sentar cabeza.

Empiezo a creer que hay gente insensible para la que los demás solo somos piezas sacrificables de su partida de ajedrez. No sé qué hice para merecer esto, pero la venganza ha sido terrible. El año pasado cambié el regalo porque deseaba algo diferente, conjunto, este año tu regalo ha sido hacerme perder la vida que merecía para siempre, algo que sabías que ya no podré cambiar. Me has destrozado el pasado, el presente y el futuro. Yo, que te desvelé mis secretos más íntimos y te llevé a mis templos más sagrados, desmostrándote que ya lo tenías todo de mí y que habías entrado en mi mundo porque quería que te quedaras, y tú no has sido capaz de honrar mi memoria ni la suya en un día que sabías que era tan duro para mí. 

¿Por qué has arruinado mi vida y mis esperanzas?, ¿era solo un juego para ti? Has ganado, todo lo que he escrito jamás lo llegarás a leer, siempre creíste que yo no era lo mejor que podías encontrar y me usaste sin pagar el precio de la mala conciencia. Ojos que no ven, corazón que no siente. Cobarde, tú nunca tuviste de eso, pero yo sí y por eso quise por los dos. 

(Editado: he pasado una noche terrible, bañado en sudor, dando vueltas; vuelve mi peor pesadilla. Es como el borracho que está 5 meses sufriendo para no beber ni una gota de alcohol y ayer se bebió dos botellas de whisky. Mis dos peores momentos se van a repetir, clavícula y esto. Alguien cree que no era suficiente el castigo, que ahora me lo duplica. Esto es un infierno, no puedo parar de llorar).

sábado, 11 de mayo de 2024

Capítulo 214: Miedo

Se acerca el momento. Pavor, nervios, nimias esperanzas, desasosiego. Estoy a minutos de cerrar el círculo del segundo peor año de mi vida. Cuando me felicitó por última vez no pensé que todo fuera a acabar así. No ha sido un año fácil, todo fue cuesta abajo y he sufrido de todas las maneras humanas que una persona puede sufrir. 

He vivido las primeras señales de que algo no iba bien, los primeros avisos velados, un choque abrupto que fue decisivo, una larga espera descorazonadora, el vacío, promesas que sonaban falsas, la perdida de todos los privilegios, la agónica desesperación del que ve que está todo perdido, la incertidumbre, el desprecio, el no poder más y explotar, la puntilla final, el abandono, la incredulidad, la falta de aire, la soledad del alma, el morir en vida, la muerte de las esperanzas, el dolor de no poder odiar por estar completamente ya-lo-sabes, el pensar que ya es demasiado tarde, el no soportar que no eres nadie, y mañana, la última excusa para desaparecer para siempre. Un año de mierda.

Todo esto aderezado con dolor físico, con el insoportable peso de una mente que no desconecta y no olvida, con lesiones que no se han curado y experiencias por las que deberé volver a pasar otra vez pero ya anímicamente solo, sin ilusión. Saber que un día de alegría, un día que no es solo tuyo, ya no va a serlo nunca más y sin lo único que deseo que era mi punto de apoyo con el que hubiera caminado hasta el final de la existencia sin dudar. Eso ya no es vida, tiene otro nombre que está a años luz de lo que es la felicidad.

Tengo miedo a que llegue la hora, a que se corte el único lazo que quedaba entre los dos puntos, que ya no le quede ninguna obligación más. Me muero de celos, me muero de pena, me muero de miedo de que cierre todo con un puñal de hielo en forma de formalidad mínima. Me muero de tristeza porque mañana sea el fin del fin. No quiero, no puedo, no me hagas esto.

sábado, 4 de mayo de 2024

Capítulo 213: Que la fuerza te acompañe

Hoy es el día de los frikis. Para aquellos que no lo sepan, se eligió este día por coincidir fonéticamente con el famoso lema de los Jedi, de la saga de Star Wars, “may the force be with you” (que la fuerza te acompañe) con la fecha del día de hoy en inglés, “may the forth” (mayo el cuarto día), es decir, 4 de mayo. La explicación está a la altura de las expectativas de una festividad como la de hoy: curiosa, rebuscada, y albergando ciertas dudas como dudoso es el sentimiento de orgullo de pertenecer a este “selecto” club para mucha gente.

Si buscamos la palabra “freak”, origen del concepto “friki”, en el traductor de Google aparece como primer término la palabra  “loco, loca”. Posteriormente, como otros sinónimos coloquiales, encontramos las palabras monstruo, anormal y fenómeno. Y cuando buscamos su derivado “freaky” o “friki”, su acepción hace referencia a algo o alguien raro, extravagante o excéntrico, haciendo incluso alusión a ciertos aspectos despectivos en su significado, definiéndolo como “aquel que practica de forma desmesurada y obsesiva una afición”.

Así que cuando un vocablo nace con un contexto tan cuestionable, a su trayectoria se le augura un futuro poco prometedor, tal y como así ha sido. Decir que alguien es friki es poco más que llamarle (pero de buen rollo ¡eh!) puto bicho raro e inmaduro, gracias pero no, gracias. 

Así me han hecho sentir a mí muchas veces, así me hizo sentir ella. “Eres un friki”. Detrás de una sonrisa y un tono jocoso se escondía un me diviertes, sabes muchas cosas que yo no sé pero tampoco las considero importantes porque no son socialmente valoradas ni cumplen los cánones para poder definirlas como conocimiento real de una persona culta y respetable como las que todos admiramos, pero no te preocupes, eres diferente y, aunque te resta atractivo varonil, no pasa nada, o eso creo. Siempre tuve la sensación de que, de una forma subliminal, me echaba en cara que llevar ropa con las iniciales de alguna marca para masas te hacia más distinguido y maduro que ponerte algo con la imagen de algún personaje del submundo que es el manga o que tener gustos que no encajaran con los estereotipos de su entorno y con los que se había criado me convertía en un chico “curioso”. Creo que nunca me llegó a tomar en serio, respetaba mi mundo pero se negaba categóricamente a conocerlo o probarlo. Me dolía que simplemente aceptara que yo fuera así como un mal menor asumible, ya que sabía que yo no iba a ser el definitivo y que todo esto era algo pasajero que no iba a tener que soportar el resto de su vida. 

Envidiaba a su prima (esta expresión, a pesar de que la voy a utilizar refiriéndome a mí como sujeto, perfectamente podría aplicársele a ella). Su marido era otro friki de manual, de los que llevaban su afición a límites insospechados. Había hecho construir vitrinas a medida para sus figuras y no contemplaba, bajo ningún concepto, coleccionar nada que no estuviera en sus cajas o que estas no estuvieran en un perfecto estado. Pero ella lo quería y estaba encantada con el hobby de su pareja, aún siendo su antítesis. Ella era una chica pija, de gustos caros y refinados, con un concepto de la vida donde la apariencia y la distinción eran su mantra. 

Por eso me creí, como me creí también otras tantas cosas, que el hecho de que me viera como un friki no iba a ser impedimento para que nosotros tuviéramos también un final feliz . A veces le sorprendía que, por gustarme la ciencia ficción, me emocionara a su vez leyendo historias de amor o que le pidiera consejo sobre alguna serie de las que le gustaban a ella, como si eso pudiera ser algo incompatible con el concepto que ella tenía de mí. Creo que jamás entendió que mi mundo interior era tan grande que podía abarcarlo todo, y que mis ganas por compartir cosas con ella hacía que mi mente estuviera excepcionalmente abierta y receptiva, dispuesta a absorber hasta el último gramo de su esencia y de todo aquello que pudiera o quisiera aportarme. Pensé que la de su prima y ese chico y la nuestra eran historias paralelas, pero no, falló un pequeño detalle: un detalle llamado valor y ganas.

Y hoy, cinco meses después, la losa sigue pesando como el primer día. He vuelto a llorar delante de la gente sin ser visto y he vuelto a ocultar mis ganas de gritar y mandar a todo y a todos a la mierda. Demasiado cerca, demasiados recuerdos, demasiadas marcas imborrables. Me enteré causalmente que se está examinado estos días y ese fue también mi examen. Y lo suspendí vilmente. Nada me hace recuperar las ganas, sigo sin dormir y el halo de su presencia me hace flaquear y volver al punto de partida: todos los caminos me llevan a Roma. Vivir así es deambular por páramos inertes, es como arrastrarse por un mundo que no se para ni te da consuelo. Ver como todo avanza mientras tu sigues atrapado en las lúgubres ciénagas de Dagobah, sin un pequeño maestro que te guíe ni te libere de tu carga, es como ahogarte poco a poco en el pozo de la amargura.

Igual sí soy un friki pero lo que me hace raro no es que crea en galaxias muy, muy lejanas, sino que recuerde como si fuera ayer el verde de tus ojos aunque haya pasado una eternidad. O que lo que me hace ser extravagante no sea que pueda tener una camiseta de One Piece para cada día de la semana, sino el que prefiera un gesto tuyo a cualquier otra deseo que me pueda conceder la vida. Y te aseguro no practico ningún tipo de afición de forma desmesurada ni obsesiva porque lo único que deseo con desmesura y obsesión es a t…

Que la fuerza os acompañe, porque las mías me abandonaron para siempre. Larga agonía y precariedad.




De lo único que me he sentido orgulloso hoy. En tu derrota y en la mía.