jueves, 11 de enero de 2024

Capítulo 175: No te preocupes, querida

Es curioso como a veces, las pesadillas, no están en los sueños, están en los despertares. En mi proceso de asimilación de mi nueva idiosincrasia empieza a costarme más lo que implica dormir que estar despierto. De no poder dormirme he pasado a no poder estar dormido, y finalmente a despertar deseando seguir durmiendo. 

Mis sueños potencian la dureza de la realidad de mi conciencia. Me despierto con esa ansiedad vital en la que parece que alguien te roba el aire. Durante el día todo el duro trabajo de aceptación que realizo, los tejemanejes con los que intento engañar a esa parte que no se resigna a la perdida, acaban diluidos y reducidos a la nada por culpa de los escasos ratos que consigo dormir. Me despierto angustiado, necesitado de lo que antes me permitía dormir hasta durante un apocalipsis. Es una sensación terrible, me siento como Sísifo, obligado a llevar la dura carga cada día y cuando parece que va a ser aliviada, vuelvo al principio con cada amanecer. Estoy agotado, frustrado por un proceso que se repite de forma absurda.

Sigo postergando la decisión de pedir mi última cena, no por falta de gana(s), sino por lo que implica el adjetivo. Il segno finale fue hace 6 días, imagino que hasta ahí llegó su resistencia, y temo (como si fuera a marcar alguna diferencia) que si alargo demasiado la mía ya no queden ni los restos. Estoy en la milla verde: dead man walking. 

No me gusta ver que pasan los días, los vuestros de hombres y mujeres libres, los míos de reo, y que en las cuentas financieras de mi vida solo la parte emocional aparece en el debe, todos mis esfuerzos y pensamientos han ido centrados a lo mismo con cero beneficios, y en mi haber todo sean deudas para conmigo, mi futuro laboral y mi futuro personal. Consejo: never fall in chof, es la ruina.

Intento controlar la parte fisiológica siguiendo los consejos de Dom Woganowski en la famosa película, y al final acabo echando en falta la parte personal y emocional que formaba la esencia más pura del Todo. Es como luchar contra la Hidra de Lerna, por mucho que cortes una cabeza siempre acababa resurgiendo la otra. Una lucha eterna por haber encontrado la respuesta a mi búsqueda y tropezarme con la orma de mi zapato. 

Oscar Wilde, uno de los tres poseedores de todas las frases célebres de la humanidad, junto a Winston Churchill y Groucho Marx,  decía: "-Experience is the hardest kind of teacher. It gives you the test first and the lesson afterward". Pues yo soy aquel compañero de EGB que se sentaba a tu lado en clase y tenía bigote y fumaba. Ni sabiendo la lección, ni habiendo suspendido la misma asignatura 3 veces, ni siendo el más malote consigo aprobar. Sistemáticamente caigo en los mismos errores, ni copiando, ni con chuletas, ni con ayuda de mis viejos profesores soy capaz de graduarme. Soy el típico que ayuda a estudiar, que deja los apuntes, que enseña todo a novatos que piensan que no van a poder conseguirlo y van a suspender, a gente aparentemente frágil que busca en ti el apoyo que les hace falta. Y lo consiguen, a tu costa. Pero tú no.

Y luego, cansado de quedarte atrás en la vida, cuando los que te pasaron por delante te preguntan "¿cómo estás?", ¿qué vas a responder?. ¿La verdad?. ¿Cuánta gente que te pregunte algo así, y más en estos casos, quieren/les importa realmente saber como estás?. Eso no es más que parte de un ejercicio inherente a una sociedad impregnada de esa necesidad de corrección y leyes no escritas para un comportamiento mínimo aceptable y la imposición de unas reglas y educación básica que nos pueda diferenciar de los animales. No les importa, no lo sienten.

Por eso, cuando me pregunte "¿cómo estás?", ¿qué le voy a responder?. Pues:

-No te preocupes, querida. (sic)k

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