martes, 2 de enero de 2024

Capítulo 166: El hoyo

 Solo tengo ganas de llorar. Sigo sin poder dejar de pensar en el pasado, el presente y el descorazonador futuro. Llevo 3 días y medio que apenas he comido, y menos descansado. Ni siquiera soñando me libro, el único momento del día para ser libre de todo esto.

El tiempo no pasa, y ni siquiera puedo contar todo en voz alta para liberarme un poco. No puedo contar lo que siento a mis seres queridos, y no puedo llegar donde debería, me gustaría llegar. Se que sería estéril, muchos meses de ventaja. 

Yo llevo curando heridas desde septiembre, un esguince y luego la fractura de clavícula. Me se de me memoria la frase “necesita tiempo para curarse”. Llevo curando dolor en solitario meses, poniendo mi cabeza al límite para soportar días tan largos, dolor físico. Ahora el dolor no se calma con medicación como antes, tampoco los tiempos son certeros como con la medicina. Ahora el dolor es emocional.

Lo irónico es que yo ayudé, sin saberlo, a curar, prevenir, otros sufrimientos. Digo sufrimientos muy optimistamente. Mientras yo me marchitaba, aplazaba sueños, mis heridas me impedían poner orden y estabilidad a mi vida laboral, apoyaba incondicionalmente otras vidas. Di comprensión, apoyo, serenidad, ser el último ante las prioridades, sin absolutamente nada a cambio. Todo eran señales pero mi obligación, mi devoción no era lo que yo necesitara, era estar sin fisuras por quien forma parte de mi vida, presente cada día o desde una cercana distancia. Y fue curando, delante de mí, sentado, metafóricamente, a su vera. 

Cuando ha llegado mi dolor de fin de año, cuando todo se ha juntado, del que hubiera podido ser un reciproco ya ni rastro. Medio año de ventaja es mucho.

Por eso me devaneo entre la profunda tristeza y la rabia. Todo hubiera podido ser mejor de haber hecho las cosas como debieron hacerse. Por no tomar decisiones cuando tuve que tomarlas, por creer que mi vida podía seguir así por ser un creyente devoto en las cosas que son reales, que huelen a reales, que te aseguran que lo son. Siempre he tenido muchos pájaros en la cabeza, he sido un eterno optimista en los finales felices de película, cuando he creído en algo lo he hecho hasta el fin de sus consecuencias, a muerte. Pero también he creído en las personas, y ese ha sido el peor error de mi vida, repetido más de una vez ante la perplejidad de que los únicos sentimientos que tuvieron ante mí fueron los que les pudieran afectar a ellos, no los que ellos pudieran provocar.

Me siento estafado, siento años perdidos a base de venta de humo. ¿Quién se embarca en un proyecto al que no le ve futuro desde un inicio? Si yo no lo veía, ¿por qué no me abrieron los ojos? Se supone que era especial, que me querían, ¿no?. No podía permitirme más oportunidades, se sabía, era ahora o nunca. Es lo que más me duele, sentirme estafado, utilizado, traicionado. 

Pero nadie puede culpar a una piedra por hacer añicos todos tus sueños, una piedra no siente, una piedra no tiene corazón, una piedra solo te deja tirado en una cuneta y sigue rodando, buscando nuevos caminos, ¿verdad?. 

Pd: Hoy estoy pendiente de una importante última noticia. Si esta no sale bien todo se fundirá a negro. Por favor, no…

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