domingo, 11 de mayo de 2025

Capítulo 244: Y no me crees

Debe ser el quinto post que empiezo diciendo que hace mucho que no escribo, que no es por falta de necesidad, sino de piedad y no caer más bajo. Y es que no es verdad eso de "no news, good news".

No me extenderé, no es el día, pero quiero aparecer por aquí. Malo es cuando borro más que escribo, eso quiere decir que o no lo tengo claro o que igual no debería estar aquí. 

Ya qué más da, este blog está más muerto que mis esperanzas. Solo quería contar lo que pudo y no fue este año.

- Pudieron haberse ido los sueños, pero volvieron con más fuerza que nunca. Sigues apareciendo, torturando mi alma y mis ganas de olvidar. Todos ellos son dolorosos, crueles, explicativos. Todo lo que no se cerró ahora retorna al cajón de las cuentas pendientes y me cuenta lo que ya sé, lo que ya me temía. No me dejas ni olvidarte. 

- Puede haber conocido a grandes personas, pero se quedó en un soplo de realidad. Nada encaja, nadie quiere querer ya. Conocidos, traidores, decepciones, personas que su sino es pasar. Estar rodeado por tanta gente y aun así sentirse solo. 

- Pude haber encontrado el camino de mi vida, pero cada vez tengo más dudas. Igual no es el destino, es con quien vayas hacia él. No estoy motivado, pero hay que seguir caminando. Ir a donde no quieres ir sabiendo que no vas a encontrar la felicidad es la peor de las condenas. 

- Pude haber recobrado mi entereza, pero me desmorono. Estoy, literalmente, al borde del colapso total. 

- Pude haber encontrado alternativas, pero he dejado pasar el tiempo. Un tiempo que no va a volver, un tiempo que marca mi piel, mi rostro. Se está haciendo demasiado tarde para lo pronto que es todavía dentro de mí. 

Me gustaría seguir escribiendo, pero mi piano sigue afinado en clave de pena mayor. ¿Por qué he llegado a este punto? ¿por qué el tiempo no cura nada? ¿por qué estoy peor que nunca? 

Una compañera, hace unas semanas, me regaló una flor por haber acabado mi tiempo con ella. Una persona que no me hacía sentir nada más que compañía circunstancial, alguien fácil de olvidar. Pero al regalarme esa flor me hizo llorar. Una don nadie, sin ninguna cosa en común más que el tocarnos estar ahí, desgarró mi frágil armadura, con una puta flor... Hay personas que no te esperas, podría haber sido una gran amiga, ese hombro que todos necesitamos, pero deseo que le vaya muy bien. 

Quedan horas para las dos veces al año. Hace mucho que no disfruto de ese día, porque ya no es mío, porque, aunque nunca fue una fiesta, ahora ya es funeral. Solo temor y decepción. No quiero verlo, no quiero reconocer que, como dice Sabina, todavía tienes esa capacidad de hacerme daño.   

No quiero que el resto de mi vida sea así, porque deambular sin más no es vivir, porque sumar en negativos es restar.  


PD: Y hace poco reapareció esta canción, maldito efecto mariposa... batió las alas y en la otra parte de su mundo causó un cataclismo infinito. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario