jueves, 15 de mayo de 2025
Capítulo 246: La última noche de nuestra vida
lunes, 12 de mayo de 2025
Capítulo 245: Mi debilidad
Hoy ha sido un buen día, un buen día de mierda, un día, una mierda, todo junto y a la vez por separado.
Me quise mantener activo y ocupado, y como cuando lanzas una moneda al aire muchas veces, cayó de todos lados. Bueno, malo y peor, y no precisamente en ese orden.
Muchas cosas salieron mal, sobre todo una, que va a poner en peligro mis estudios. Otras fueron bien, una honrada compañía, una visita al centro de mi desaparecido universo, comida frugal y deseada, gente que se acuerda de mí.
Pero otras salieron mal: 4 décimas que me alejan de mis planes, unas clases llenas de gente con la que no tengo nada en común, unas preguntas que sonaron a todo menos a sinceridad. Y lo peor (aunque en mi interior lo peor tiene nombre de veracidad desaparecida) es la decisión de Merche: el jueves va a elegir morir.
No se puede ser persona, humano, hombre justo y pecador al mismo tiempo, sin caer en la incongruencia y el cinismo constantemente. Es un día difícil de gestionar, más en mi estado, cuando he quemado todos los cartuchos que pudieran darme algo de vida el día de mañana. Estoy aquí sentado y no me queda nada a lo que agarrarme, solo seguir adelante sin un rumbo ilusionante, y sin la certeza de llegar a donde me he planteado llegar. ¿Lo peor? Me da igual no conseguirlo.
Soy débil porque mi felicidad no depende de mí, porque cometo errores que me gritan al oído que lo son, porque no sé qué hacer para que la elección sea la correcta. Y soy tan absurdo que ni tan solo sé si tengo alguna opción de acertar.
La desestabilización ha llegado, puntual a su cita, en forma de interrogatorio y sin más motivo que la mera curiosidad. Estoy calmado, como quien ha sido mordido por un áspid con una toxina lenta y sigilosa. Apenas duele el mordisco, pero sé que ese veneno se extenderá por todo mi cuerpo y en breve estaré emponzoñado, de arriba abajo, por esa maldición que se llama esperanza.
No he encontrado el antídoto en todo este tiempo, y a pesar de que debería ser inmune al dolor que forma parte de mí, sigue provocándome episodios de locura y desasosiego que me dan ganas de arrancarme las entrañas, corazón y alma para no sentir más.
Soy débil porque cuatro frases me van a hacer sobre pensar, porque ni siquiera soy capaz de decir que no a perder la poca dignidad que me quedaba. Es más fuerte que yo, lo será toda la vida, aunque no lo sepa.
Mientras lloro para mis adentros, alguien está en su cama terminando de pensar. Eres muy valiente, Merche, eres todo lo que yo no seré en la vida. Mucha suerte, no a ti, sino a todos los que sentimos pena por tu destino, porque somos tan débiles y tan ilusos que no sabemos que la que debería sentir pena eres tú por nosotros. Pena por no saber que, el día de la gran función final, temblaremos todos como borreguitos, al borde del abismo, mientras tú, mujer encomiable, tuviste el valor de mirarle los ojos y gritar su nombre.
Merche, todos mis respetos.
domingo, 11 de mayo de 2025
Capítulo 244: Y no me crees
Debe ser el quinto post que empiezo diciendo que hace mucho que no escribo, que no es por falta de necesidad, sino de piedad y no caer más bajo. Y es que no es verdad eso de "no news, good news".
No me extenderé, no es el día, pero quiero aparecer por aquí. Malo es cuando borro más que escribo, eso quiere decir que o no lo tengo claro o que igual no debería estar aquí.
Ya qué más da, este blog está más muerto que mis esperanzas. Solo quería contar lo que pudo y no fue este año.
- Pudieron haberse ido los sueños, pero volvieron con más fuerza que nunca. Sigues apareciendo, torturando mi alma y mis ganas de olvidar. Todos ellos son dolorosos, crueles, explicativos. Todo lo que no se cerró ahora retorna al cajón de las cuentas pendientes y me cuenta lo que ya sé, lo que ya me temía. No me dejas ni olvidarte.
- Puede haber conocido a grandes personas, pero se quedó en un soplo de realidad. Nada encaja, nadie quiere querer ya. Conocidos, traidores, decepciones, personas que su sino es pasar. Estar rodeado por tanta gente y aun así sentirse solo.
- Pude haber encontrado el camino de mi vida, pero cada vez tengo más dudas. Igual no es el destino, es con quien vayas hacia él. No estoy motivado, pero hay que seguir caminando. Ir a donde no quieres ir sabiendo que no vas a encontrar la felicidad es la peor de las condenas.
- Pude haber recobrado mi entereza, pero me desmorono. Estoy, literalmente, al borde del colapso total.
- Pude haber encontrado alternativas, pero he dejado pasar el tiempo. Un tiempo que no va a volver, un tiempo que marca mi piel, mi rostro. Se está haciendo demasiado tarde para lo pronto que es todavía dentro de mí.
Me gustaría seguir escribiendo, pero mi piano sigue afinado en clave de pena mayor. ¿Por qué he llegado a este punto? ¿por qué el tiempo no cura nada? ¿por qué estoy peor que nunca?
Una compañera, hace unas semanas, me regaló una flor por haber acabado mi tiempo con ella. Una persona que no me hacía sentir nada más que compañía circunstancial, alguien fácil de olvidar. Pero al regalarme esa flor me hizo llorar. Una don nadie, sin ninguna cosa en común más que el tocarnos estar ahí, desgarró mi frágil armadura, con una puta flor... Hay personas que no te esperas, podría haber sido una gran amiga, ese hombro que todos necesitamos, pero deseo que le vaya muy bien.
Quedan horas para las dos veces al año. Hace mucho que no disfruto de ese día, porque ya no es mío, porque, aunque nunca fue una fiesta, ahora ya es funeral. Solo temor y decepción. No quiero verlo, no quiero reconocer que, como dice Sabina, todavía tienes esa capacidad de hacerme daño.
No quiero que el resto de mi vida sea así, porque deambular sin más no es vivir, porque sumar en negativos es restar.
PD: Y hace poco reapareció esta canción, maldito efecto mariposa... batió las alas y en la otra parte de su mundo causó un cataclismo infinito.