viernes, 1 de marzo de 2024

Capítulo 207: Superado

Todavía tiemblo. Imagino que ninguna familia es perfecta pero la mía se sostenía sobre un único pilar. El equilibrio económico, emocional, el nexo de unión entre gente muy distinta lo aportaba la única persona que sabía dar lo que es imprescindible: amor. 

Pero todo eso se vino abajo el  día que se activó su cuenta atrás. Cuando desapareció todo fue oscuridad y gente extraña y, aquella persona que había estado siempre a su sombra, finalmente se quitó la máscara liberando el ser lúgubre que llevaba dentro. 

He conocido muchas personas tóxicas, egoístas, narcisistas y déspotas, pero nunca pensé que la peor de ellas la tendría, por desgracia, tan cerca en mi vida. Es como una maldición y un castigo, imagino que por no ser la mejor persona del mundo, por engañar y engañarme tanto, por no ser justo y tener una tendencia enfermiza a lo complicado, lo insano y lo roto.

Normalmente, las personas más insignificantes y limitadas, aquellas que han vivido siempre entre la mediocridad y las sombras, cuando obtienen algo de poder se convierten en el peor de los monstruos. Esa necesidad de sentirse superiores por una vez en la vida, de devolver todos esos años en los que no han podido mirar hacia arriba y se han sentido insignificantes, años soñando con el día en que por fin hubiera alguien por debajo de ellos y se volvieran las tornas. Ignorantes, inseguros, buscadores de grandeza, quiero y no puedo de la vida deseosos de devolver todas esas humillaciones multiplicadas por tres en lugar de simpatizar con los que estuvieron una vez en su lugar.

Yo, por mis malas decisiones, llevo estos años siendo la cabeza de turco de una de las peores personas que he conocido en mi vida. Hoy se le llama buying, acoso, maltrato psicológico, pero toda la vida ha conocido como ser un hijo de la gran puta, un dictador, un psicópata sin escrúpulos. Aguanto porque no puedo hacer otra cosa, porque he llegado a un punto donde todo mi entorno se ha derrumbado hasta tal punto que no puedo hacer nada más que soportarlo y esperar que pronto, el destino, me libere de esta pesadilla. 

Hay gente que es mala por naturaleza, estirpes y linajes que llevan el veneno en la sangre y que ni sienten ni padecen ante sus actos. Unas mentes trastornadas, ajenas al bien y al mal, que desconocen el concepto empatía y que nada ni nadie consigue hacerles ver la sin razón de sus comportamientos o forma de pensar. No se puede hablar con ellos, no se les puede hacer razonar, no entienden más lógica ni razón que la suya, son impermeables al sufrimiento ajeno. Estás con ellos o en su contra, transiges con sus ordenes y mandamientos o eres un elemento a eliminar, un traidor y un enemigo, una simple alimaña a la que despreciar y desposeer de su carácter humano para facilitar el odio.

Sufro regularmente este acoso de la persona de la que menos debería sufrirlo, fue su elección. Hay un sentimiento anquilosado por no haber salido a su imagen y semejanza. Es duro lidiar con acusaciones y amenazas de alguien que se sabe por encima de ti, de no poder decir las cosas que uno quiere, de no poder poner en su sitio a quien vive en una burbuja de irrealidad y fantasías, creadas para sentir que su bota de hierro pisotea con fuerza y justicia la voluntad y razones de quien no merece ser escuchado. No hay nadie peor que aquel que cree que posee el conocimiento absoluto, que es dueño y señor de la verdad, el discurso y de la sentencia final. 

Ningún ser humano debería poner al resto por delante de su propia sangre. Quien reniega de los únicos seres que van a estar de forma incondicional merece el peor de los castigos: la soledad. No se puede comprar el amor, no se puede exigir el cariño, son cosas que uno debe ganárselas con la misma moneda y que jamás supo hacer. Nunca tendrá su carisma, nunca tendrá su bondad, no conseguirá que la gente le quiera por lo que es y mucho menos por lo que pretende aparentar. Cuando no sabes diferenciar entre buenas intenciones, consejos y palabras veraces por muy dolorosas que sean, entonces estás abocado un mundo de farsantes, mentirosos, impostores y gente que sacará provecho de tu frágil personalidad, y lo tendrás bien merecido. 

A veces noto esa ira por mis venas, siento esa personalidad que nunca pedí oculta tras mi endeble escudo de paciencia y me maldigo. No quiero ser como él. Por  suerte tuve quien terminó de completarme y su naturaleza afable y generosa compensa con creces ese lado oscuro del que tanto me avergüenzo. Solo sé que quiero escapar de sus garras lo antes posible, que tantos años  de  sumisión no han conseguido hacerme inmune y me sigue afectando como el primer día. Me consuela que sus seres más queridos, si es que alguna vez los quiso de verdad, hayan podido huir hace tiempo y que la persona que más lo sufrió por fin descanse en paz y no pueda ver en lo que finalmente se ha convertido. 

Me he dado cuenta que siempre he acabado en manos de gente tóxica y manipuladora. He creído tener el control pero ha sido una mera ilusión de lo que realmente ha sucedido. He intentado agradar a los que menos se lo han merecido, inconscientemente he pensado que cumpliendo todos sus deseos conseguiría sumar a sus ojos, que claudicar ante todas las imposiciones cuando no aceptaban un no por respuesta les demostraría la clase de persona que era, que me ganaría su corazón eternamente. Y no, mi error fue pensar que alguien que quiere controlarlo todo y exige que estén incondicionalmente por y para él/ella van a tener suficiente con lo que ya tienen. Estas personas no tienen fondo, su ego es tan grande que incluso su generosidad está hecha para vanagloriarse a sí mismos. Nunca tienen bastante, nadie es suficiente, seguir luchando por su aceptación es humillarse y la propia autodestrucción. Sus conciencias seguirán inquebrantables porque no hay más razón que su propios pensamientos, su capacidad de autoconvencerse es suficiente para que la realidad imperante sea la suya. No puedes luchar contra ellos, nunca reconocerán un error, nunca se sentirán culpables, no les harás cambiar de opinión. La única solución es salir de sus vidas. 

En el pecado llevo la penitencia. Mi luz y mi oscuridad eran la misma persona con cuerpos distintos. A lo que me agarré para huir de un mundo de tristeza y vejaciones me dio la espalda de la misma manera. Psicológicamente estoy destrozado, no soy ni la sombra de lo que un día fui. Cuando falte del todo en su vidas, ¿qué pasará?. ¿Me echarán de menos o solo echarán en falta lo que les hacía sentir?. Quererlos como a nadie, ser capaz de dejarlo todo, mostrarles el daño que eran capaces de hacerme cuando mostraban su crueldad hacía mí, ¿será eso lo que más añoren cuando no esté?. 

No, porque al igual que un espejo, siempre encontrarán la luz de algún otro con el que creer que lo suyo es poder brillar.


1 comentario:

  1. No puedes obligar a nadie a quererte. Esa es la máxima. Esa junto con la solución que tú mismo propones. Tú tienes el mismo poder que todos los demás salvo que no te das cuenta porque llevas toda la vida esperando cosas (aceptación, cariño, lo que sea). No esperes. No esperes nada de nadie. Cero expectativas ante la vida y ante la gente, esa es la fórmula que hace que todo de igual. Y que, eso sí y por ende, nadie espere nada de ti. No estás obligado a dar nada a nadie, salvo a ti mismo. Escúchate, céntrate, entiende que ser amoroso hacia los demás, paciente y sereno es una forma de decirle al mundo que oye, que a ti plim. En fin, es mi forma de verlo, es mi forma de ¿Sobrevivir? Puede ser. No espero nada de nadie, no quiero nada de nadie, no pido nada a nadie, no exijáis porque no pienso dar nada que no me salga de los cojones dar. Igual no es la mejor fórmula pero oye, de momento me sirve. Veremos. Ánimo, fuerza y paquetes de confleks de 500 gramos.

    ResponderEliminar