¿Cuándo pierde la inocencia un hombre? Everybody knows Khaleesi. No somos nuestra esencia hasta que la vida nos regala una de sus más sabias lecciones, nunca te fíes de nadie, pequeño saltamontes.
Crecemos entre fantasías y diretes. Nos forjamos un nombre siendo el más malo entre los malos, marcando más goles que ninguno un patio de colegio, mezquina inconsciencia. Es nuestra ingenuidad la carne de cañon en una guerra para la cual no estamos preparados.
Y sin más nuestro bautismo de fuego. Nuestra inocencia inmaculada, nuestro "nos vamos a comer el mundo" se desdibuja ante aquello que idolatramos de forma desmesurada. Ellas, en un mayestático concepto. Nadie es hombre sin su primera traición, sin su primer desengaño. Everybody knows Khaleesi.
Dalila, Mata-Haris, Ginebras y demás ejemplos nos contemplan desde el olimpo de los ya te lo dije. Pero nadie quiere escuchar, nadie aprende lecciones por adelantado. Nos lanzamos, sin paracaídas, porque somos inmortales en un mundo que no concede segundas oportunidades. Así somos los quasihombres, seres incompletos con la capacidad de creernos invencibles, indestructibles, incontestables. Pero nadie nace sabio, nadie crece más rápido que nuestro castigo aleccionador. Y caemos, hondo y oscuro, hasta perdernos en la la inmensidad de un desasosiego del todo desalentador. Así se vuelven hombres los críos, así desgustan la agriducle medicina los guerreros de la eternidad. Lo que no hieren las lanzas, espadas o cayados, hieren las damas que aprendieron a sobrevivir antes que amar.
No es axioma, pero debería serlo. Lo que no mata, hiere de por vida a sus más adustos seguidores, todos caemos en la redes del quise querer pero ella a mí no. Everybody knows Khalessi, everybody knows.
Ni somos sabios, ni somos espartanos, ni somos invulnerables ni somos la excepción que cumple la regla. Somos carnaza. Somos el quise querer pero no. Nunca vamos por delante, nunca dominamos la situación, quise creerme Dios pero fui condición.
ELLAS, en mayúsculas, porque tienen nuestros hijos, porque conquistan nuestros mundos, dirigen nuestro ejércitos y son el talón de Aquiles de nuestra existencia. Nunca te creas más listo, nunca te pienses más sabio, el conocimiento es un arma de doble filo que esvincera tus entrañas. Querer no es poder, la traición es un postre al que no estás invitado, un banquete que te fagocita y sesga tus esperanzas de ser. Querer no es poder, everybody knows Khalessi, tu mueres, ellas renaces de tus cenizas.
Los hombres somos una raza que sobrevive hasta que las mujeres encuentren una forma más eficiente de reproducirse. Luchamos sus batallas, lloran nuestras pérdidas pero nunca les falta alguien que les permita continuar con la estirpe. No es machismo, es supervivencia en grado sumo. Los niños y los borrachos nunca mienten, y yo soy parte de ambos.
Hoy me he sido traicionado, la piedra Rosetta de mi existencia y la de muchos más cuando nada más somos polvo. Soy un instrumento, un manojo de oportunidades en manos de quien me sepa utilizar. Ni reniego ni me revelo, no soy capaz. Yo otorgo, ellas deciden. El mismo espejo tiene tantas caras que no soy capaz de identificarlo, se llame Paula, se llame Elena, se llame Eva. Lo doy todo, como la llamada de lo salvaje me lo pide, pero no nos engañemos, ni Felix Rodríguez de la Fuente, ni el Máximo Pontífice sabe que es lo que hace esto posible. Dios es XX, y nada más que decir.
Seguiremos creyéndonos los amos del universo, un universo que se que queda tan pequeño a nuestra lógica que da vértigo, somos terrenales, somos irracionales, somos el instrumento, Everybody knows, Khaleesi.
Quiero aprender, quiero potenciar mi lado femenino, quiero crecer como ente máximo en un entorno evocado la autodestrucción, pero no soy capaz. Mientras las justicia, el karma, el hacer lo que has de hacer lastra mis alas. Volaré a ras de suelo, seré devorado por todo aquello que me sepa ver una oportunidad, porque es más fácil decir lo siento que pedir permiso, everybody knows, Khaleesi.
No es tristeza, es desasosiego, no es renuncia, es un llanto ante lo que se desea y lo que te otorga el destino. Lo he desafiado muchas veces, pero me lleva ventaja. No hay justicia divina, no hay karma, soy la existencia, la suerte de uno es la mala suerte del otro, y lo que yo lo pierdo, tú lo ganas.
Quise ayudar, como tantas veces, quise sentir, por los dos, quise ser lo que nunca había sido para ella, y fui presa de un sentimiento que me arrastró a la 14. Sí, hubiera ganado de ser mujer, pero era hombre, era persona con deseo de hacer Reinas a mí paso, pero la Reina no tuvo piedad, aprovechó sin remordimientos su oportunidad, y lejos de arrepentirse, lució corona. Son muchos años ya, son más nombres de los quiero recordar, pero la lección me salió barata. 14 derrotas son poco precio para saber que no te has de fiar nadie.
Inocencia, divino tesoro, doloroso bagaje que se pierde antes de saber que se puede odiar. Nos hacemos duros, exigentes, ególatras, pero no nos hacemos hombres. Resistimos la acometida de un pilum, de una falcata, de un mauser, de una devastación final, pero nadie nos ha preparado para ser capaces de hacer frente a la palabra de una mujer que nos mira a los ojos, de una persona que perjura que eres el único, que eres especial, que el mundo no existiría si no estuvieras tú. Pero existe, mucho, demasiado, vamos si existe. Everybody knows Khalessi, everybody knows.
Frase del día: "Lo hice sin querer queriendo" (Pelirroja009)
-Gracias, tu has borrado de mi mundo la existencia de una oportunidad real. Gracias, gracias, gracias. Casandra, malos augurios. Alcohol, desinfectante de heridas y sentimientos. Ahora te entiendo, Hank Moody.