martes, 11 de junio de 2024

Capítulo 221: Ojalá pase algo que ...

Siguiendo los consejos de una sabía amiga decidí, durante estos días, aparcar mi drama personal y centrarme en mí mismo y mis objetivos. Podría seguir echándole la culpa a la mala suerte, que no ha colaborado, pero va siendo hora de asumir la realidad de quién soy y lo mucho que me he mentido. 

Será un proceso largo y necesario. Quitarse la máscara y reconocer que nadie tiene más culpa yo de lo que me está pasando y que toda mi vida ha sido engaño tras engaño para no querer aceptar la realidad de que hay un tiempo para cada cosa y que yo he pretendido burlarlo. Como dice el famoso meme: "the dildo of consequences rarely arrives lubed"

Me centré en estudiar (tarde y mal) y dejé el blog y su sempiterna presencia (sin conseguirlo del todo) aparcados en un segundo plano para sacarme el maldito título. Pero hoy, de nuevo, fracasé, y se me ha venido todo encima de nuevo.

No había fallado ni en un examen y justo la cago en el más importante; el que era la puerta para todos mis futuros planes. Un mal humor y una sensación de ser un chiste, una farsa de persona, me ha invadido y he acabado refugiándome en lo de siempre: lamentos y música. 

La víctima de hoy fue Patricia, una gaditana peculiar con la que tengo una gran amistad a pesar de los pesares (donde la culpabilidad del concepto "pesar" corre de mi parte, como siempre). Tengo que reconocer que tengo un don para conocer a personas que suelen estar en los extremos opuestos del amplio espectro de la naturaleza humana. O son excelentísimas personas a las que nadie podría ponerles un pero, con un bondad fuera de lo normal y un carácter que hace que el resto de la humanidad parezcamos ogros a su lado, o acabo dando con auténticas hijas de la gran purrusalda, con almas de hielo, capaces de engañar al mismísimo Diablo y con un don innato para usar a las personas y luego deshacerse de ellas como si fueran kleenex. Me imagino que el término medio nunca fue lo mío. 

Patricia, o la personificación de la venganza, aguantó el chaparrón, y no se cómo, poco a poco, acabé por llevarla de viaje por el mundo de mis canciones premonitorias. Era consciente de ello pero hoy le puse nombre a un hecho que ha marcado todos y cada uno de los fracasos amorosos de mi vida. No voy a dar datos ni las pondré en su orden correcto pero todas y cada una de estas canciones predijeron, con bastantes meses de antelación, como iban a acabar las cosas con esas chicas.

Pudieron ser muchas más pero he reducido la lista a tres, porque para ser justo, solo estas eran el mantra que repetía inconsciente antes del día del juicio final.  

"This is how you remind me" de Nickelback. 

- ¿Así es como recuerdas lo que realmente soy? Esta vez me he equivocado al entregarte un corazón que no tenía valor, estoy mal, estoy deprimido..."


"Idiota" de Nena Daconte

- Podría coger cualquier autobús con tal de un beso más pero tengo pesado el hogar y ya no puedo hacerlo igual. Puede que mañana me quiera ir y puede también que mañana sea la vida y que mañana, no exista mañana.
No soy una niñaNo soy ese duendeNo soy luchadoraNo soy tu caminoNo soy buena amanteNi soy buena esposaNo soy una florNi un trozo de panSolo soy esa cara de idiota


 

"Plan fatal" de Dani Fernandez

- Me da por ver que nada te sale mal, me pones tan difícil disimular, que no se de que hablar. Estoy tratando de esquivar cuando hablas de alguien más, pienso que ha sido un año de mierda, merecemos bailar. No se si funciona, si te vas a quedar...

Cuando necesites descansar de lo que buscas, tengo un plan que va a sonar fatal y no te importará, que nos falta emoción, eso es universal, que al final nos va a doler igual.

Veras que no me sobra sinceridad, da media vuelta solo para observar, tu piernas caminar. Estoy a punto de saltar, ¿crees que podré aguantar?.


El motivo exacto por el que me obsesioné con estas canciones entre las miles que se podían escuchar en aquellos momentos lo desconozco. Es posible que en mi cerebro, del 99% que me autosabotea y me hace tomar decisiones nefastas, se escape un 1% que lucha por lanzarme mensajes subliminales en forma de canciones y que pretende avisarme del peligro que corro para que actúe antes de que sea demasiado tarde. Pero yo, como siempre, hago oídos sordos y pienso"¿por qué no esta vez?, puede que sea la definitiva". 

La cuestión es que, además de otras canciones maravillosas que la pobre Patricia conoció a costa de sus horas de sueño y que rescataré en breve, siempre hay una canción que acaba sonando tras cada uno de lo fracasos sufridos, a modo de súplica lastimosa para escapar de las garras del peor de los males que se pueda sufrir: tener el corazón roto, pensar en exceso y no ser capaz de olvidar. 

A modo de cierre y para intentar ahogar la realidad que me atormenta, una joya a la que habrán rezado millones de devotos del mal de amores a lo largo de los años. Una obra de arte que gente que se cree que el mundo les pertenece no escucharían jamás, que no sabrían valorar en su justa medida y que, por supuesto, no entenderían ni que intentaran amar veinte vidas seguidas. Otra vez pido, quizás ahora con más fuerza y necesidad que nunca, que ojalá pase algo que te borre de pronto... 


"Ojalá" de Silvio Rodriguez

- Ojalá se te acabe la mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta, ojalá pase algo que te borre de pronto, una luz cegadora, un disparo de nieve, ojalá por lo menos que me lleve la muerte, para no verte tanto, para no verte siempre, en todos los segundos, en todas las visiones, ojalá que no pueda... tocarte ni en canciones.
 
 
(Decido a Patricia por su paciencia y comprensión y a todas aquellas personas a las que llegué a amar y no tuvieron suficiente con lo que les daba, a pesar de ser todo lo que tenía. Me gustaría ser como Lluís Llach, tan generoso y justo. Que tinguis sort, i que trobis el que t'ha mancat, en mí).
 

 


 


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