jueves, 28 de diciembre de 2023

Capítulo 163: Perder los nervios

He perdido los nervios. Bastantes. He sido consciente de ello. 

Hoy, tras otra mala decisión en la vida, tomada por no hacer ni caso a las señales luminosas que mi ángel de la guardia coloca en mi camino, las cuáles insisto en obviar de manera sistemática, fui a ver que tal andaba la parte metálica, rellena de crujiente hueso fracturado, que forma parte ya de lo que fue antiguamente mi clavícula. 

¿Quién se acuerda de que tiene clavículas?, ¿qué función tienen en un cuerpo repleto de otros 204 variopintos huesos que no sea apoyar un violín o marcar extrema delgadez?. Una piedra en el camino, me enseñó que me mi destino, era llorar y llorar. 

El doctor me libró del cabestrillo, pero al preguntarle por qué tenía todavía gran parte de la zona dormida me respondió que era cosa de la operación y que para acceder al hueso habían tenido que cortar muchos nervios que ya no volverían a unirse ni cumplir su función. No volverán a sentir. Sentencia. Carpetazo.

Noooo...

 

El señor dentista, parte de la aunque conocida nunca suficientemente denostada mafia de negocio del diente, me dijo que, tras apretar mi agujereada muela como si fuera una adolescente intentando sacarse una espinilla, lo sentía pero que estaba tocando pulpa y había que endondonciar. Tal como había estado clavando el  garfio asesino para demostrármelo, estoy seguro que su ancestros fueron los que clavaron la espada de Excalibur en la roca. 

¿Eso quiere decir que hay que matar el nervio?. Así es caballero. Maquinilla de ruido infernal, lengua en triple tirabuzón, olor a pezuña quemada y kaput. 


Noooo...

 

-¿Me vacilas?. -Me voy a dormir. Tecleo, dos ticks. Tecleo, un tick. Tecleo, un tick. Ya no tecleo más. 

 

No.

 Cuatro de la mañana tras dos universos más de tecléos. 

 

¿Cómo se pueden perder los nervios con tanta facilidad? ¿Por qué puedes empezar algo y al final descubrir que la respuesta del destino son nervios, dolor y un no sin eco? ¿Por qué nadie te avisa de lo que implican las malas decisiones hasta que las has tomado y pagas las consecuencias? 

Esta me la sé, porque nadie sigue un buen consejo que anule la emoción de lo que tienes en mente, ni siendo propio. 

La ironía de todo esto es que para volverse insensible en la vida, primero has de perder los nervios. Sin nervios, no hay dolor. 

Síndrome de Insensibilidad Congénita al dolor, así se llama esta enfermedad. Pero tiene una peculiaridad,  la insensibilidad es al dolor físico. La respuesta a las dos primeras fases.

Alexitimia, esta es la  respuesta a la tercera. Esta está relacionada con la incapacidad de expresar o reconocer las emociones o sentimientos propios y ajenos. Otra forma de no sentir. 

Mi clavícula sanará, mi muela continuará cumpliendo su función, los nervios de mi cuerpo seguirán mostrándome el dolor. 

De lo que tengo miedo es de lo otro. Tengo miedo de sentir demasiado, tengo miedo de encontrarme con gente que no sienta nada. 


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