martes, 31 de julio de 2018

Capítulo 160: Crack

A veces se oye el crack, pero es un ruido muy particular, más bien sordo. Es como una rama cuando la fuerza ejercida sobre ella no la parte, pero la raja y la deshace por dentro. Sigue meciéndose al viento, aparentemente intacta, libre y firme, pero ya ha hecho crack.

Nosotros también nos partimos, como la rama, y el crack es como una sensación de no retorno. Tensamos el arco para darle más fuerza a las flechas, lo sometemos a presiones para que nuestros lanzamientos sean más distantes, más certeros, pero un día dice basta y, aunque no parezca roto, el crack lo deja inservible, a pesar de su imponente presencia.

Ha llegado mi etapa de los cracks. No se si en su tiempo, no se si tardía, no sé si inexperada, no se si ya repetida tras una vida de hacer oidos sordos a la experiencia.

Quien te rompe queda en tu memoria, en el altar de los que consiguieron tan cuestionable logro. Y suelen ser personas que no esperabas, aquellas que dejaste pasar y que conocen tu verdadero yo. No saber elegir,  jugar con fuego tiene sus riesgos.

Es curioso que siempre me he tenido por una persona fría, calculadora, controladora de mis sentimientos y exposiciones, y en cierta manera arrogante con mis capacidades frente a los demás: "tranquilo, no seas demasiado duro, venga, dale un margen, es injusto jugar con tanta ventaja, baja un par de velocidades, intentemos igualar las cosas, será más emocionante, ¿qué te puede pasar?".

Y esas personas son las que, tras acostumbrarse a que tú siempre jugues al empate, con la victoria a tocar, un día se sacan un as de la manga y te hacen un roto (crack). Después los miras, y en su rostros solo ves una expresión que se repite en todos ellos/ellas: "¿Qué?". Un qué acusativo, un qué que se justifica como "no entendiendo por qué te sorprendes", un qué que te dice: "era tú o yo".

Mi crack hoy tiene títulos de canciones, tiene título de película, tiene respuestas de madre.

Mucha gente habla del karma como el nuevo castigo divino de los pecadores que no purificaron su alma a tiempo, lo usan para justificar situaciones en las que la moneda cae de cruz. "Eso es porque el karma te ha castigado por hacer... (a rellenar por el visionario o juez de la providencia), tienes que equilibrar tu karma haciendo cosas buenas". Es el recurso fácil para aceptar la derrota, la decepción, el infinito vacío de alguien que, depositando todas tus esperanzas y debilidades en ella, juega a traicionarte por una victoria engañosa, por un ego sediento y desmedido.

¿Cómo miras a esas personas ahora?,¿cómo se cura un crack?. Un crack no se cura, un crack no se olvida, un crack es cuando algo irreversible marca un punto y aparte en el devenir de tu futuro, un cambio de dirección. Tú eras la única persona que conseguías autoconvencerte del perdón, del olvido, pero un crack rompe a ese otro tú.

Personas del mundo que no me leáis, personas del mundo que caigáis sobre estas letras y queráis que todo siga igual, que nada cambie, solo un consejo: la única manera de que ese crack se recupere es jamás dejarlo existir. Valorad lo que tenéis y haced un ejercicio de reflexion, porque una vez la taza se rompe, nunca más será la misma taza.

"Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto" - Agustín Diaz Yanes
"Don't go breaking my heart" - Elton John y Kiki Dee
"Go your own way" - Versión de The Cranberries
La de mi madre me la quedo para mí.


Frase del día: Zzzzhzhh zhzhzh zhhzzz (Un mosquito cualquiera que tal vez siga volando no muy lejos de aquí)
- Hoy desperté temprano, había dormido muy mal, demasiado calor, demasiadas vueltas a la cabeza, ¿será capaz?. Estaba en el servicio intentando ponerme en marcha y ví, corriendo por los suelos, un pequeño pez de plata. Pensé que no se esperaba que a esas horas encendiera la luz y tuviera que huir buscando un resquicio de oscuridad y seguridad, pues corría de forma alocada, sin tener claro qué dirección tomar. Me hizo gracia que estuviera tan apurado porque siempre los dejo vivir. Pero al levantar la cabeza, ví que justo en el borde interior de la puerta a medio cerrar había un mosquito. Era de los comunes, pero debía haber comido (picado) porque estaba gordo. Pensé: "¿qué uso para matarlo? porque tal como estoy escapará". Y cuando iba a darle con lo primero sólido y plano que había encontrado, debió notar la vibración del aire y salió volando. Intenté perseguirlo y cuando lo tenía en una posición franca para aplastarlo, reflexioné sobre su existencia. Es una vida, molesta, ruidosa e irritante, pero por una picada ¿merece morir sin más?. Se lo absurdo de mi reflexión, porque he matado cientos, pero este de hoy no lo quería matar. Decidí seguirlo, usar un vaso y una hoja, y una vez posado, lo encerré con el recipiente y pasé la hoja justo por detrás, obligándolo a volar al interior del mismo, y tapando con la propia hoja conseguí llevarlo hasta el balcón donde lo solté. Se fue volando, probablemente inconsciente de su suerte. Pensé que era una buena acción, que mi atormentado karma así se "equilibraría". Decididamente, de buen mañana mi pensamiento es muy cuestionable, pero en ese momento hice justo eso, que es lo que me apetecía. 

Esta misma tarde, dos cracks, que no por no esperados (soy iluso pero no tonto) no menos decepcionantes. Ambos actuando de la misma manera, queja, autoconvencimiento y luego desaparición. 

Me imagino que yo debo tragar este aliento de hiel, y el resto vivir con la idea de que, en el fondo, la culpa fue mía, que es la mejor manera de decepcionar a la gente pero con la conciencia suficientemente tranquila como para dormir, cosa que no estoy haciendo yo al estar escribiendo estas lineas.


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