miércoles, 13 de julio de 2011

Capítulo 61: Debo ser friki


Hace tiempo alguien me pidió/retó a que explicara si me consideraba friki y el por qué. Bueno, a grosso modo esa era la esencia del planteamiento, aunque posiblemente la pregunta tuviera más matices, pero mi memoría empieza a parecer la tinaja de Diogenes y a saber donde anda lo dicho aquellos días.

Antes de entrar a "desenmatrioscarme" a mí mismo, pensé en la necesidad básica de saber que se entiende por ser un ser friki.


Freak (Eng-Esp): Monstruo, extraño, extravagante. Fenómeno. Freak of nature: fenómeno de la naturaleza.
Friki: es un termino coloquial, no aceptado actualmente por la Real Academia Española, que se refiere a esas personas especificamente interesadas (en algunos casos de manera obsesiva) hacia los temas de la denominada cultura friki.
Normalmente un friki está interesado en la informática, la electrónica, la ciencia, la filatelia, los videojuegos, los comics, las películas, los libros y las series de ciencia ficción, fantasía y terror, el manga y el anime, los juegos de rol como el World of Warcraft, o los juegos de mesa de rol como el Dungeons and Dragons.
Dentro de la personalidad friki, hay varios niveles de frikismo, siendo el más extremo el de aquel individuo que lleva su afición o interés hasta el punto de convertirlo en un estilo de vida, al ser una parte importante de ella...

Y bla bla bla. La definición le deja a uno con el morro torcido. Principalmente porque hace que pienses que, de ser friki, solo puedes ser o un monstruo/bicho raro o un fenómeno. Y claro, es difícil saber que eres en realidad, porque en toda la historia solo hubo una persona que fuera las dos cosas a la vez, y el Fary es irrepetible. Afortunadamente.

¿Y si soy un monstruo? Los origenes los tengo. Fuí el resultado de la fusión de una especie de renacuajo albino acelerado y una célula cigoto con forma de pokeball que lo capturó. Salí de la barriga-huevo de mi madre como un alien, gritando y con la cabeza apepinada, y me tiré echando babas pegajosas dos años y correteando como un loco otros dos.


Crecí masticándolo todo 22 veces (¿qué niño normal hace eso, por Dios?) y cuando me enfadaba dejaba de respirar y me transformaba en el increible Hulk pero en versión color morado asfixia. En tierra era un niño de movimientos torpes y con coordinación cero para cualquier deporte, pero entraba en el agua nadaba como anguila eléctrica enchufada a 22o w., blanquito y delgado como el traje de comunión de un bicho palo.


La posibilidad de ser un fenómeno ni me lo planteé.

Pero luego me releí esa definiciónal completo y llegué a la conclusión que en ese perfil encajan Linus Tolvalds, Bill Watterson, Stephen Hawking, George R.R. Martin, Michael Crichton, Terry Pratchett, Thomas Alva Edison, Steve Jobs, Toni Segarra, Narcis Monturiol, María Moliner, Alfred Hitchcock, el Inspector Gadget, Mac Gyver, la Teniente Ripley, etc, etc.

Toda esta gente ha hecho de su vida un arte en su propio campo. Todos han cogido una idea y la han llevado a su materialización, hasta conseguir la excelencia. Sin duda pasaron por una fase de incomprendidos, señalados por el dedo inquisitorial de la ignorancia, vilipendiados y marginados por aquellos que se creyeron pertenecer a la "mayoría normal" que no hacía esas cosas, pero ¿quién duda hoy de ellos? (No Mac, de tí no dudaríamos ni en un millón de años...)

Ese sentimiento "friki" es el que tengo yo. Lejos de la galaxia donde puedan estar esos genios, me gusta leer libros de historia pero también un buen libro de fantasía con sobredosis de imaginación digna de ser releída varias veces. Me gusta ver películas de culto pero no me resisto a una buena dosis de explosiones surrealistas o a coches saltando por los aires tras pisar un enjuto arbusto de cuneta. Me encanta realizar el mejor slogan o el mejor copy de una promoción de aceites españoles en mi trabajo pero a su vez disfruto tratando de ser el orco con más mala leche y mejor equipado de todo Kalimdor y parte de Terrallende.

La cultura es cultura en toda su extensión, sin más. Bajo mi entender, es tan loable saber que la tercera ley de la termodinámica afirma que no se puede alcanzar el cero absoluto en un número finito de etapas como que la respuesta a "luchas com un granjero" en la guerra de insultos de Monkey Island es "Qué apropiado, tú peleas como una vaca".

Alguno o alguna pensará que no es lo mismo, que saber esa chorrada sobre un videojuego no te salvará nunca la vida, pero es por que no saben que los mayores villanos de la historia, los archienemigos de la Humanidad, crecieron jugando al Maniac Mansión, acariciando gatos de forma maléfica y practicando sus risas en cuartos oscuros con un exceso de eco. Incluso, es probable que, para salvar al planeta, pusieran antes un acertijo sobre la evolución de algún pokemón que una contraseña basada en la suma de las valencias de los metales alcalinotérreos.

Lo siento, pero no considero que saber casi todas las características de los tanques alemanes de la Segunda Guerra Mundial sea más friki que saberse la alineación de tu equipo de futbol de las 5 últimas temporadas, ni considero más estravagante llamar a un lobo azul "LadyHuarga" o hacerse fotos con Arthas en el Trono Helado que tirarse 4 horas diarias viendo engendros en Sálvame.



Y sobre todo, no es friki haber visto la saga de StarWars como diez veces o poder reírse de todos los chiste de The Big Bang Theory si lo comparamos con ir al ballet y ver un tío embutido en unas inquietantes mallas intentado hacernos creer que es el cisne alfa de su lago imaginario. Y leches, que han echado 15 veces por la tele Pretty Woman y cada vez tiene más audiencia, ¿qué nadie ve que es la historia de un putero caprichoso y una tía de lo más recreativa, que para jugar con ella tienes que echar monedas?

Todos hacemos de nuestros gustos nuestra vida, todos hemos nacido con un mente ávida y maleable que ha absorvido lo que más nos ha llamado la atención. Yo he crecido a la sombra de Gomaespuma, Faemino y Cansado, Días del Tentáculo, Mortadelo y Filemón, series de animales con pantalón y sombrero, libros de Pratchett y rodeado de una naturaleza que me ha dado golpes, mordiscos, urticaria, alegrías, tristezas y mil lecciones sobre en qué dirección usar un cuchillo para afilar una estaca, los peligros del retroceso de la goma de un tirachinas casero, o de cómo coger cerezas al estilo Mogli sin aterrizar al estilo King Kong.

No es cuestión de madurez, es cuestión de ser tú mismo. Friki o no friki no se ha de renunciar a descubrir lo desconocido, tenga la forma que tenga, ni a absorver en la mente todo aquello mágico y refrescante que me traiga el viento, venga del Este o del Oeste, del Norte o del Sur. Espero que después de esto, para que me toméis en serio, no tenga que creparme el pelo y ofrecer una imagen frívola y teatral de mí porque... i can have a dark side too... A friki's spoken.






Un Al-nnister siempre paga sus deudas.


Frase del día: "Gracias por el lado oscuro (tm), gracias por un juego tan divertido" (Al -Rock and Nerd)
-I'll see you on the other end.

lunes, 4 de julio de 2011

Capítulo 60: Hacer deporte perjudica seriamente la salud

Hace relativamente poco que he decidido hacer ejercicio. Estoy apuntado en un pequeño gimnasio municipal muy cerca de mi casa, al que acudo cuando la pereza y la desidia son extorsionadas cruelmente por mi incompetente fuerza de voluntad. No tiene nada de glamour, no te dan bolsas con su nombre ni tienen dispensador de manzanas a la salida. Pero tiene su encanto.

Su encanto y su fauna propia. Más de una vez ya he comentado que más que un gimnasio parece un after hours con innovadores horarios, al cuál acuden seres que harían sentirse extraños hasta a los propios parroquianos de la cantina de Mos Eisley en Star Wars. Una música que haría poner los pelos de punta a Paco Pil, batidos y bebidas de sospechosos colores sobre las máquinas como sí de la barra de bar se tratara, grandes vidrieras y espejos relucientes por todos lados. Como para no tener su propio biotopo.

Y dentro de este entorno hay pequeña comunidad totalmente establecida, con sus roles y estereotipos, que hace que mi estancia en esa sala de torturas sea más entretenida. He observado a todos estos tíos cachas, con camisetas no ya sin mangas, sino sin laterales ni tirantes ni casi tela, luciendo tatuajes de tribus y culturas que no sabrían situar en un mapa, intentando ligar con la típica madurita que quiere seguir recibiendo piropos de sus gluteos, que años atrás partían nueces y corazones pero que a día de hoy están una planta más abajo y con una consistencia cercana a las natillas. Luego están los abuelos, que se buscan entre ellos para tener la fuerza de la manada y de paso ocupan todas las máquinas como quien ocupa un banco del parque, anulando la posibilidad de poder hacer ese ejercicio en lo que resta de día. También están los tirillas, que suelen ir en grupos de 2 a 3, y que tiene mucha fe en su proyecto "Músculos para mis canijos brazos", pero que no dudan en, tras levantar 10 veces una triste pesa, fardar de bola cacho guapa ante los amigotes. Y finalmente la relaciones públicas del lugar.

Esta es la persona que me ha inspirado el post de hoy. En el caso de mi gimnasio, este perfíl lo cubre una chica de unos treinta y algo de años de edad, tal vez más. Es una chica con la cara muy redonda, pelo corto que roza ligeramente los hombros, y un rasgo muy característico: los ojos pequeños y ligeramente cercanos entre sí. Realmente no sabría decir si es guapa o fea, pero cuando llega se hace notar. Siempre va embutida en sus mallas negras largas y con una camiseta del mismo color también de licra. Su habitat siempre es el mismo, bicicleta estática, máquina de los palos, y la máquina que simula subir escaleras. Y no sale de su triángulo de las Bermudas ni que la maten.

Habla con todo el mundo, conoce por el nombre a cada persona, y sabe qué preguntarles. Además, no suele hablar en voz baja, le da igual que le oigan en la otra punta. Su tono es alegre, de los que parecen decir "me da igual lo que penséis, me interesa mucho lo que pregunto y espero respuesta con la misma efusividad". Otra curiosidad que la envuelve es su facilidad para tirarse 3 horas dándole que te pego a su triunvirato maquinero. Contando que yo a los 20 minutos estoy pidiendo ya la bombona de oxígeno, lo de esta mujer es "digno de admirá". De todas formas, para las horas que se tira, el ejercicio le cude poco y su contorno oscila de forma bastante marcada en función de la regularidad de su asistencia. Yo, con la mitad de su rutina, tendría unas piernas que parecerían el mapa en relieve de la cordillera del Himalaya, con sus picos y montañas en forma de músculos a lo 3D.

Y suda, suda muchísimo, tanto como para tener que traer día sí día no un par de bambas distinto. Realmente, toda ella en sí, me tiene bastante desconcertado.

Pues hoy he decidido que a mis piernas, si no un Everest, les faltaba algún que otro puerto de montaña de tercera categoría, con lo que me he puesto a pedalear en la bicicleta estática. Y allí, delante mío, estaba ella. Toda de negro, en su mundo. Le he notado algo más maja. Estaba también más seria, y, tras casi una semana sin verla, bastante más delgada. He pedaleado como un cafre y, cuando llevaba mucho más de lo que tenía pensado, he notado un mareo. He girado la cabeza para intentar centrarme, y de repente la he visto caminando tras de mí. Me he girado rápidamente de nuevo, y tras recuperarme de mi pájara, la he visto de nuevo en los palos. Es la primera vez que tenía visiones y me acojonado. He vuelto a mirar a mi espalda, por si acaso pero nada, los mismos abuelos eternizándose en sus cómodos asientos.

Y cuando pensaba que estaba perdiendo el norte y parte de sur, veo al reflejo de la chica hablando consigo misma. Dos mujeres exactamente iguales, una frente a la otra. Incluso la palabra "igual" se queda corta para definir el grado de semejanza que había entre la dos. Gemelas. Dos gemelas, venga ya, ¡no me jodas!

Me he descojonado solo en la bicicleta, como un loco. Contornos variables, bambas de quita y pon, esa capacidad de conocer a todo el mundo, 3 horas de ejercicio sin parar ni cansarse. Vamos, que casi tres meses de gimnasio y yo, el Sherlock Holmes de lo cotidiano, sin darme cuenta. ¡Yo! que no tengo otra cosa que hacer que observar la sala, ver las teles, decidir que ejercicio vuelvo a saltarme hoy y perpetuar rondas de pesas en el asiento al estilo "abuelitis abuelae". Definitivamente, me hago muy mayor.

Siguen sin conocerme y sigo sin conocerlas, pero ahora creo que ya saben quien soy, "el lechón de risa nerviosa que susurraba a las mancuernas".


Frase del día: "Operation Jeffren ON".(A de Albertetta)
-Quien a hielo-y-ron mata, a hielo-y-ron muere.