viernes, 9 de abril de 2010

Capítulo 19: ...que bonito nombre tienes...

Felicidad, el recurso intangible más preciado de este mundo. La piedra Rosetta de nuestra inexplicable existencia. Tan indefinible que cualquiera podría dar su propia versión y sería tan correcta como la que más. Bueno, tal vez más de uno deguste la felicidad en copa de cristal de bohemia labrada y otros se la beban a morro directamente del tetabrick, pero vamos, la felicidad de garrafón entra tan bien como la felicidad gran reserva.

Y es que en el fondo es como un perfume caro, se ha de administrar en pequeñas dosis o embriaga. También es igual de volátil y efímera, afortunadamente. Ser feliz en cantidades industriales es malo para la salud, sobre todo para la de los demás.
Para ser feliz es necesario sufrir el efecto Montaña Rusa, tiene que haber altibajos para poder diferenciar cuando se sube de cuando se baja y ese contraste hace que su sabor sea perceptible, y sobretodo, sepamos cuando la tenemos encima. Y ahí radica el mayor problema de todo aquel que desea ser feliz, no saber cuando uno lo es. Es como cuando te duchas, el primer chorro de agua determina el baremo de partida como punto standard. La tendencia es que inicialmente el agua esté fría por lo que buscas mejorar, así que poco a poco vas aumentando de temperatura hasta que encuentras el nivel perfecto. Pero al poco tiempo te acostumbras y necesitas que esté más caliente, y subes un poco más. Y así sucesivamente hasta que encuentras el punto ideal de nuevo. Pero cuando llevas mucho rato, esa sensación triunfal se desvanece y acaba por perderse. Entonces corres el riesgo de que sucedan dos cosas, que por querer más te acabes quemando o que de repente se acabe el agua caliente y vuelvas a la situación de partida, con el trauma consecuente ya que el frío inicial por comparación a lo recientemente experimentado, es mucho mayor. Y es que ser feliz es tan maravilloso como cruel.

Yo tengo dos teorías muy personales respecto a que es la felicidad y sobre el sin sentido de su naturaleza. La felicidad es como el sexo, como un orgasmo. La felicidad intensa, lo que entendemos como esencia de la felicidad, la disfrutamos apenas unos instantes, durante un periodo de tiempo muy limitado que acaba por disiparse como la serotonina nos disipa ese estado de euforia y nos devuelve al mundo cognitivo. Pero la idea es que la felicidad que no vemos es la que nos acompaña durante el trayecto, durante ese viaje previo y que, ofuscados por llegar a la meta y conseguir el objetivo final, inconscientemente dejamos de disfrutar. Perdemos la felicidad en el camino de busqueda de la misma.

Y por otro lado, tenemos la naturaleza de la felicidad y su esquizofrenia identitaria intransferible. El cómo cada persona, consciente o inconscientemente, sabe encontrar en su idiosincrasia y las circunstancias que le rodean, formas de ser feliz. Pequeños detalles, pequeñas banalidades pueden hacernos sentir la más intensa felicidad sin ser conscientes de lo trivial de los hechos, y lo inconexo de sus existencias. Y ahí radica el encanto de la historia, la facilidad que tenemos para agarrarnos a cosas que nos hagan sentir mejor. Hay una felicidad prototípica sí, pero eso sólo es la punta del iceberg de la vida.

Hacer la prueba este fin de semana y valorar cuantas cosas cotidianas nos dan pellizcos de felicidad. Después intentar reflexionar sobre ellos. Un gol de Messi, o de Cristiano Ronaldo ( mejor de Messi si ), el tirar desde lejos una bola de papel y meterla milagrosamente en la papelera, ver como alguien se muere de envidia al comprobar lo bien que te quedan esos pantalones mientras que él/ella no puede subírselos más allá de las pantorrillas, o acertar una pregunta de algún programa de la tele que ni siquiera sabías que sabías.

Si, la felicidad es menos glamourosa de lo que pensabamos, tiene un fuerte componente egoísta-narcisista-egocentrista, y mucha veces depende de las desgracias de los demás. Pero no nos engañemos, esto también va en su esencia y es lo que la hace especial. Somos humanos, somos complejos, somos imperfectos y apenas entendemos nuestra existencia, pero merecemos ser felices, o al menos, intentarlo.

Frase de día: “Zzzzz.zzZZZzzz…” (Vicente the Becanario)
- Frito delante del ordenador en mitad de la oficina…shhhhhhhhhh

2 comentarios:

  1. Yo creo que la felicidad está justo allí donde cada uno sea capaz de disfrutarla. Depende del momento, del estado anímico, de la situación, ... de tantos factores, que esperar ser feliz SIEMPRE es una utopía demasiado grande hasta para que yo pueda creer en ella.
    Y es que hay días en los que ver el sol salir cuando conduzco hasta el curro me hace estar contenta toda la mañana, y los hay que pienso joder, otro día que no puedo dormir y refunfuño hasta llegar. A veces una frase de Sheldon hace que me ría durante horas y a veces no. Hay momentos en los que un hola pequeña me arranca una simple sonrisa, y los hay, que lo mismo, hace que me estremezca de pies a cabeza.
    Totalmente de acuerdo en lo de la montaña rusa. Supongo que eso es así con todo, hay que conocer las dos caras de la moneda para poder valorar que cara es más apetecible que cruz, o al revés.
    En fin, seguiré tu consejo para el fin de semana y el lunes te cuento.

    PS: ¡A mi me hace feliz leerte!

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  2. La felicidad puede ser taaaan glande...

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